Nuestro delito… Ser ancianos

Historias de Lobos.
Historias de Lobos.

Una pareja de adultos mayores vive en constante zozobra, debido a que su único hijo se ha convertido en su verdugo. Su hijo padece psicosis por abuso de sustancias, requiere tratamiento farmacológico para estar bien. Sin embargo, a esta pareja se les dificulta atenderlo debido a las constantes agresiones de parte de su hijo.   … Leer más

Una pareja de adultos mayores vive en constante zozobra, debido a que su único hijo se ha convertido en su verdugo. Su hijo padece psicosis por abuso de sustancias, requiere tratamiento farmacológico para estar bien. Sin embargo, a esta pareja se les dificulta atenderlo debido a las constantes agresiones de parte de su hijo.

 

La voz del señor

Esta vez lo agarraron porque hubo una riña en la calle en donde vivimos. Golpeó a un chavo en la cabeza con una piedra, casi lo mata. Ya tiene como seis meses que no se quiere tomar la medicina y se pone mal y agresivo. En la cárcel no lo pueden tener. Porque dicen que necesita tratamiento. Yo tengo 76 años, mi hijo tiene 41. Yo he sido un hombre de trabajo, a mi esposa le costó mucho trabajo embarazarse, teníamos esa ilusión, este hijo si se nos logró por unas inyecciones que salieron para esa época y que la ayudó a retener al niño. Desde chiquillo vimos que como que algo no andaba bien, porque era bien berrinchudo, yo le daba sus cintarazos cuando se me ponía al tú por tú. Pero no lograba nada. En la escuela se portaba mal y seguido lo reportaban.

Así fueron las cosas en la secundaria todo empeoró porque se peleaba mucho con sus compañeros. Lo dieron de baja y ya no volvió a la escuela. Se dedicó a la vagancia. Se levantaba muy tarde y se salía ya de noche para llegar en la madrugada. Empezó a llegar tomado. Los problemas eran muchos. Yo me enfermé de la diabetes a raíz de un día que mi hijo ya tenía como dieciocho años, ya era un hombre y se me enfrentó a golpes. Me desconoció, su madre trató de calmarlo y también la golpeó.

De ahí se me vino a mí la enfermedad. Mi hijo siempre se metía en muchos problemas, por las constantes riñas. No nos habíamos dado cuenta de que también se había metido en las drogas. Lo veíamos llegar desconocido. Muy tomado, pero demasiado agresivo, tenía mucha hambre y comía como desesperado, ya no le decíamos nada por miedo, se quedaba dormido y luego despertaba muy triste. Y a volver a empezar la música al máximo volumen, las caguamas, luego se salía y así era todo el tiempo, fue empeorando al grado de que llegaba orinado y llegó a defecarse en los pantalones, ya no estaba consciente de lo que hacía. 

Empezó a tener alucinaciones decía que escuchaba que le decían que tenía que cortarse todo el pelo, una vez lo encontramos todo pelón.

Lo llevamos al doctor y dijo que tenía esquizofrenia y le mando unos medicamentos que para que ya no alucinara. Yo no sé si le hicieron bien o con eso se puso más mal. Porque luego se tomaba los medicamentos con una botella de alcohol. Tenía una amiga que le compraba todo el vino que quisiera, esa vieja lo arruinó. Se le metía en la noche y ahí se quedaba con él. 

La primera vez que golpeó a su madre fue porque le corrió a esa vieja. No tuvo compasión para con su madre que le dio la vida, Le pegó con la mano empuñada directo a la cara. Me noqueó a mi mujer. Yo no estaba porque andaba en la carpintería, Las vecinas de enfrente vieron todo desde el patio y le llamaron a la policía, se lo llevaron y parecía una fiera. No podían como entre cuatro preventivos para echarlo a la patrulla. Nos dijeron que fuéramos al MP, a levantar una denuncia. ¿Cómo íbamos a hacer eso si es nuestro hijo?. Mi señora no quiso y pagamos la multa. 

Desde ese día nos aborreció y empezó un verdadero martirio en nuestras vidas. 

Lo primero que hizo fue destrozar a golpes todos los muebles, la televisión la aventó desde la azotea. Rompió los sillones con un cuchillo, aventaba los cajones en contra de nosotros y nos gritaba que nos íbamos a arrepentir. 

 

Descargaba su ira

Un día que mi mujer estaba limpiando se encontró una bolsa con marihuana. Se la tiró para que no se pusiera mal. Cuando mi hijo, que se llama Alfredo, la buscó y no la encontró, golpeó nuevamente a su mamá. Le pegó con un palo y le rompió un brazo, yo llegué y lo enfrenté, estaba como poseído por un demonio. Yo si pensé que me iba a matar, se me dejó ir a puño limpió. Yo ya estaba viejo y con mi enfermedad no podía con él, las vecinas se dieron cuenta y llamaron otra vez a la preventiva. 

Cuando llegaron los preventivos, lo cargaron y se lo llevaron. Era un sábado en la noche, como mi esposa traía el brazo roto la llevé al hospital, como nos vieron todos golpeados, pensaron que nos habíamos peleado entre nosotros. Les tuve que decir la verdad y los doctores le hablaron al Ministerio Público. Nosotros le explicamos lo que pasaba y las circunstancias y dijeron que como eran lesiones graves tendrían que proceder. Le hicieron muchos estudios, también a nosotros, para ver qué grado de enfermedad mental tenía. Salió muy enfermo. Se lo llevaron al CERESO, ahí le hicieron más estudios, pero el juez dijo que lo dejaría libre por su enfermedad. Nosotros le decíamos que no lo soltara porque teníamos mucho miedo de que nos fuera a matar. 

Nos explicaron que el área psiquiátrica del CERESO era para enfermos muy peligrosos y que él todavía tenía remedio. Nos lo dieron y se regresó a la casa. 

Lo llevamos otra vez con el psiquiatra y le mandó de muchas tabletas, de unas se tenía que tomar cuartitos nada más, de otras se las tenía que tomar enteras. Un día mi señora entró al cuarto porque se le hizo raro que no saliera y se asustó mucho porque lo encontró con espuma en la boca y todo torcido. Su mamá pensó que ya se había muerto. No estaba tan equivocada, Alfredo se había tomado todas las pastillas con una botella de vodka, lo bueno es que se las tomó ya cuando había amanecido y si lo pudieron salvar porque no había pasado mucho tiempo. Le hicieron un lavado gástrico.

 

No cambió

Creímos que con eso él entendería, que cambiaría. Nos equivocamos. Regresó a la casa igual a tomar, a salirse ahí con los de la calle, a llegar borracho y drogado y nosotros a vivir con el miedo. En la madrugada cuando llega nos tenemos que levantar a servirle los frijoles para que coma porque si no lo hacemos nos levanta a golpes de la cama. Ya lo ha hecho. Nos insulta, nos tiene mucho odio y nosotros le tenemos mucho miedo. 

En la casa no tenemos puertas porque todas las ha roto él, los muebles están rotos, vivimos de lo que nos dan los vecinos. Yo con la diabetes me estoy quedando ciego y mi esposa está muy enferma del miedo.

 

La voz de la señora

A mi hijo yo lo desee tanto. No podía retener los embarazos, se me venían solos. Yo creo que por eso mi padre Dios no quería que tuviera hijos porque iban a ser malos. Con este hicimos de todo para que se quedara. Me pusieron unas inyecciones para eso y si se logró. Yo tenía planes para mi hijo. Quería que fuera doctor o abogado para que anduviera siempre con su traje y su corbata ayudando a la gente y mire, ni doctores, ni abogados han podido ayudarnos a nosotros. 

Yo he vivido con mucho miedo desde que mi hijo empezó a ser hombre, pero hombre de mal, ¿qué hijo le pega a su madre? Solo uno que no tiene sentimientos ni alma. Me ha mandado al hospital dos veces. No sé cómo es que sigo viva, pero tampoco me puedo morir porque mi viejito ¿qué va a hacer solo con él? seguro mi hijo mata a su padre. Ya estamos viejos y la única persona que podía ver por nosotros nos aborrece, cualquier día de estos nos mata. Cuando llega borracho y drogado ni siquiera sabe quiénes somos. Una vez trató de violarme, no pudo porque le eché vinagre de los chiles en los ojos como pude me defendí. Ya ni vamos a la policía porque no hay en donde meterlo. Sabe si cuando nos mate lo metan a la cárcel, a lo mejor ni así. Si lo queremos pues es mi hijo, pero no podemos ayudarlo y a nosotros nadie nos puede ayudar.

 

De teoría

No hay sustancias de abuso como alcohol y drogas que sean benéficas para el organismo. Todas invariablemente producen efectos dañinos en el sistema nervioso y en general en todo el organismo.

Las sustancias que pueden llevar a estos síntomas psicóticos prominentes durante una intoxicación pueden ser: alcohol, anfetaminas, cannabis, cocaína, alucinógenos, inhalantes, opioides (Meperidina), sedantes, hipnóticos, ansiolíticos, etc… Durante la abstinencia las sustancias que más pueden llevar al trastorno son: alcohol, sedantes, hipnóticos y ansiolíticos.

La mayoría de los adictos suelen creer que ellos controlan a las sustancias que consumen, sin embargo, siempre terminan siendo dominados y acabados por sus vicios. El sufrimiento tanto de los adictos como de sus familiares no tienen parámetro de medición.




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