Mi delito… tener dudas

Historias de Lobos.
Historias de Lobos.

Un matrimonio joven se desintegró por motivos irreconciliables. Sus dos menores hijos un niñito y una niñita, a sus escasos seis y cuatro años, han tenido que madurar emocionalmente a muy temprana edad, para sopesar el hecho de ver pasar a su madre y saber que no se pueden acercar. Para ellos simplemente es su … Leer más

Un matrimonio joven se desintegró por motivos irreconciliables.

Sus dos menores hijos un niñito y una niñita, a sus escasos seis y cuatro años, han tenido que madurar emocionalmente a muy temprana edad, para sopesar el hecho de ver pasar a su madre y saber que no se pueden acercar.

Para ellos simplemente es su madre, las diferencias entre sus padres y la posible conducta inapropiada de su madre; obligaron a su padre a solicitar la guarda y custodia, así como la pérdida de la patria potestad.

Quienes son estos pequeños

Ella es una pequeña de cuatro años, de tez blanca cabello castaño claro, de mirada pícara, alegre, vivaz, dispuesta a iniciar alguna nueva travesura.

Esta pequeñita cuando la visito en su domicilio está viendo en la televisión un programa de caricaturas.

La observo y noto como cambia el dialogo de los personajes, incluyendo frases como “pin… joto”, “vete para la casa”, “cul… pareces un bebé”, le pregunto que es un joto y ella me responde, así se dicen los grandes, mi mamá le dice a mi papá.

Él es un pequeñín de seis años, un poco más formal para su edad, de carácter abierto, se mostró confiado y me platicó “soy el más grande”, “estoy en tercero de Kinder y tengo seis años.

No se observa huraño ni desconfiado; le pregunto sobre su padre y refiere “mi papa trabaja es mesero, mi mamá no trabaja, está en la calle y mi papá se va a enojar mucho.

La voz de la mamá

” Me embaracé de mi primer hijo y nos casamos, al principio todo iba bien pero cuando mi hijo tenía 5 meses de edad el me echó de mi casa, yo fui a visitar a mi mamá y él fue con su mamá a decirle a mis papás que ya no me querían más en su casa y ya no me dejaron entrar más a la casa donde vivíamos juntos. Yo le hablaba por teléfono al papá de los niños y le rogaba que fuera a visitar a nuestro hijo iba de vez en cuando.Si aportaba todo lo que se necesitaba para mantener al niño. Después regresé con él y me embaracé de la niña, tenía tres meses y medio de embarazo y me hicieron otra vez lo mismo me echaron de mi casa pero ahora mi ex y su papá”.

Un esposo ausente

Cuando nacieron mis hijos él nunca estuvo presente, cuando mi hija tenía siete meses volví con mi ex a nuestra casa y ese día que me puse a limpiar mi hijo se encontró una revista y adentro una caja de loción aplastada y dentro de ella dos fotografías mi ex estaba retratado con un travestí como una pareja y de ahí yo ya no le tuve confianza. Le pregunte que si le gustaban esos ambientes (homosexuales) me lo dijera y cada quien se iba por su lado.

Lo empecé a vigilar porque siempre andaba sospechoso. Una vez le dije si alguna vez le haces algo a mis hijos ahí si soy capaz de cualquier cosa. Luego mi ex se fue con su patrón a trabajar a un antro. De ahí empeoró mucho nuestro matrimonio, yo me quería ir a la casa de mis papás pero mi papá siempre me corría, por eso me quede en la casa aguantándole todo, pero duré como seis meses cuando decidí la separación.

Ya lo había pensado bien y hable con él, quedamos de acuerdo, nos divorciamos bien y me quedé con mis hijos y yo se los prestaba viernes, sábado, y el domingo. Me los regresaba en la tardecita y luego empezó a pedírmelos entre semana y yo accedía porque así eran felices mis hijos.

Luego el empezó a ver que yo salía a un antro o a una fiesta y ya no frecuentaba a los niños para nada, yo los cuidaba de domingo al lunes y como tenía que pagar los gastos de casa con 500 pesos que me pasaba de pensión de ahí pagaba todos los gastos y los miércoles me quedaba sin dinero y mandaba a los niños con mi suegra y me los corría o no les abría la puerta.

Me tuve que separar de mis hijos para irme a trabajar

Como me vi en esta situación empecé a trabajar y a veces me los llevaba al trabajo. Pero ahí no podían estar y le pedí a mi mama que me los cuidara, se los lleve a su casa. Me dolió mucho separarme de ellos, pero me tenía que ir a trabajar y desde ahí se quedaron a dormir con mi mamá, pero yo les hablaba todos los días por teléfono.

Era muy difícil que yo fuera a verlos hasta casa de mi mamá diario desde el centro hasta allá por la central. Pero yo estaba al pendiente de ellos y me empezaba a quedar sola en la casa que nos dejó mi ex para vivir. Puso la demanda en contra de mí, cuando teníamos como siete meses de separados.

Todo fue porque yo dejé entrar a un amigo a la casa y él se brincó y me golpeó muy fuerte, me dejo tirada muy mal. Cuando me quitaron a mis hijos mis hermanos se enojaron mucho conmigo, pero ahora me dicen que si los recupero ellos me van a ayudar con dinero para que yo no tenga que salir a trabajar.

Ahorita yo no puedo trabajar porque estoy embarazada, el papá del niño no es mi ex y no se hará cargo de mi ni del bebé, yo no trabajo, porque tengo un problema en la vista y quiero recuperar a mis hijos para que me den la pensión y de ahí vivir todos en la casa que nos dejó mi ex.

El dolor del padre de los menores

Es muy difícil conciliar a todos; ahorita, nada más me importa lograr el bienestar de mis hijos. Todo iba bien en el matrimonio. De pronto salimos de pleito y ella se fue con sus papás y me pedía el divorcio varias veces, yo le decía que con todo gusto se lo daba.

En el tiempo que se fue con sus papas no me deja ver a mi hijo, pero si quería que cada ocho días le diera su pensión alimenticia, tiempo después nos reconciliamos y de esta reconciliación nace mi hija. Ya con una gran responsabilidad la madre empieza a desesperarse a renegar de todo, porque no es fácil lidiar con dos bebés.

Empezaron los maltratos a los niños

A raíz de esto empezaron muchos problemas en la casa. Por cualquier cosa les pegaba a los niños, los regañaba y los metía al baño con agua fría, varias veces me contaban mis hijos que cuando me iba a trabajar ella los encerraba en el patio mientras ella hablaba por teléfono con un hombre.

Yo empecé a sospechar porque en la noche le hablaban por teléfono y me decía que eran unas amigas, pero se salía a contestar al patio y constantemente me pedía el divorcio me decía ya no te aguanto a ti ni a tus hijos. Me decía quiero andar con uno y con otro pero que tengan dinero, no como tú, un vil mesero, un vil muerto de hambre, esta frase siempre me la repetía día con día.

Una tarde hasta tenía a mis hijos amarrados con los lazos del tendedero. Así estuvieron amarrados hasta que llegué yo. Lo primero que hice fue preguntar por ellos y ella me dijo están castigados, amarrados de las manos y con una venda en la boca para que no gritaran, pronto lo primero que hice fue desamarrarlos y abrazarlos y darles muchos besos y decirles que su papá los quería mucho y que jamás los iba a dejar solos con su mama.

Ella me decía que de seguro yo andaba con una mujer me revisaba diario los calzones a ver si no traía espermatozoides y me olía para saber si no había estado con otra mujer. Mi matrimonio fue un infierno llegó a aventarme la plancha a la cara, un cuchillo, la televisión, me celaba de todo y hasta me acusaba de homosexualidad.

Los niños están bien, están con su papá

Cuando nos divorciamos yo le dejé una casa con todo, pero ella todo lo fue vendiendo, metía hombres y un día simplemente se llevó a los niños con su mamá, luego se los trajo, porque dejé de darle dinero, pero ella los dejaba solos para irse a las fiestas y a los antros, o a platicar tomando cervezas en los carros con tipos, hoy mis hijos están bien conmigo, ella está embarazada de otro que no le cumplió, mis hijos sufren de verla como anda, pero ella así lo decidió.

Problemas e inestabilidad emocional

Vivir en un hogar donde se viven situaciones altamente conflictivas puede ser muy perjudicial para los hijos. Las tensiones diarias, la agresividad verbal o las amenazas, causan un importante daño a los menores.

Muchos de estos matrimonios terminan en divorcio.

Sin embargo, en ocasiones el divorcio no supone el fin de la conflictividad.

En algunos casos, ésta se agrava y cronifica, los menores se encuentran atrapados entre dos frentes, lo que trae serias consecuencias psicoemocionales en ellos




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