Mi delito… que no me creyeran

Historias de Lobos.
Historias de Lobos.

Los niños son víctimas fáciles de delitos sexuales en el momento menos esperado y las personas menos pensadas pueden dañarlos. Muchos de estos delitos no se denuncian por vergüenza o porque en muchas ocasiones los padres no les creen a los niños. En algunos otros casos, los familiares que se enteran de que el niño … Leer más

Los niños son víctimas fáciles de delitos sexuales en el momento menos esperado y las personas menos pensadas pueden dañarlos.

Muchos de estos delitos no se denuncian por vergüenza o porque en muchas ocasiones los padres no les creen a los niños.

En algunos otros casos, los familiares que se enteran de que el niño fue víctima de una agresión de este tipo, la minimizan diciendo que “son niños”.

Esta historia es de un niño que fue agredido sexualmente por una persona que atendía una tienda de abarrotes. Sin embargo, cuando él le informó a sus familiares no le creyeron, dejando al menor a expensas de ese sujeto.

Me mandaban a la tienda

Mi mamá me mandaba a la tienda de ese señor. Teníamos como 2 meses que nos habíamos cambiado a esa colonia en Fresnillo. Yo me salía a jugar fútbol y otras cosas a la calle con los vecinos.

Un día me dijo mi mamá que me trajera un refresco de la tienda y cuando llegué vi al viejo leyendo una revista, pero no me fijé bien de que era. Luego me dijo que pasara por el refresco a la bodega porque en frente ya no tenía.

Yo me pasé al interior de la tienda y él se vino atrás de mí, me agaché para agarrar el refresco y fue ahí donde me agarró. Me dijo que me dejara poquito que al cabo no me iba a doler, pero yo no sabía ni que me decía y le dije que no. Estaba asustado y me fui de ahí, peromi mamá me seguía mandando a la tienda.

Siempre estaba enojada

Mi mamá siempre estaba enojada, de todo gritaba y siempre se quejaba del quehacer y de que si mi papá no estaba todo el tiempo porque estaba trabajando en la mina.

Cuando nos acercábamos a hablar con ella por algún problema siempre nos regañaba, aunque nosotros no tuviéramos la culpa, siempre decía que era por nuestra culpa.

Una vez se enojó mucho porque acababa de trapear y se me cayó la leche, me pegó y me mandó a la tienda a comprar más.

Me iba a pegar

Llegué a la tienda y yo todavía iba con los ojos llorosos. Me preguntó que me pasaba y le dije que mi mamá me había pegado y salió del mostrador para conmigo; me dijo que ya no llorara y que me iba a regalar un dulce.

Fui con él y cuando estaba “sentadito” en unas cajas de refrescos me empezó a tocar mis partes, pero me asusté y le dije que no.

Me agarró de la mano y me la puso en sus partes y me movía mi mano.

Yo estaba muy asustado y él me decía  ue si decía algo me iba a pegar, en eso llegó un señor a comprar a la tienda y el viejo me aventó, me dijo que si decía algo a alguien me iba a pegar y me dio un dulce.

A mí me dio mucho coraje y lo tiré. Me fui a mi casa y le dije a mi mamá que yo ya no quería ir a esa tienda.

Le dije a mi mamá que el viejo me había agarrado por donde hago pipí, me dijo que era un escuincle loco, que de donde había sacadoso, que ese señor era muy buena gente.

También me dijo que si volvía a decir mentiras me iba a pegar en la boca. Me sentí muy triste y ya no supe que hacer.

Me siguió mandando a la tienda

Yo no quería ir a esa tienda, pero mi mamá siempre me mandaba. Cada vez que iba, me esperaba a que llegara gente para no entrar solo, pero el viejo siempre despachaba a todos y luego a mí.

Me da mucha vergüenza platicar todo lo que me hizo y al principio solo me poníami mano en su “cosa” y la movía, siempre me decía que me iba a acusar con mi mamá. Yo no sabía que hacer, estaba muy chiquito, tenía como 7 años.

Cuando cumplí 9 años, había juegos en la colonia y llevaron un brincolín. Yo estaba ahí brincando cuando salió el viejo de la tienda y me habló. Yo fui pero tenía mucho miedo. No traía mis zapatos y me paró en un cartón.

Me llevó para adentro de la tienda y me dijo que no fuera a hacer ruidos.

Me bajó mi pantalón a la fuerza y me pegó muy fuerte, él se  sacó por donde hace pipí y me hizo groserías. Me tapó la boca con su otra mano y con la otra mano me estaba agarrando de mi panza, así duró mucho rato.

Luego me aventó y me dijo que pobre si decía algo. Que él iba a decir que no era cierto y no me iban a creer.

Casi no podía caminar, de ahí ya me fui para mi casa.

Yo le quería decir a mi mamá, pero ella se iba a enojar mucho conmigo y mejor no le dije nada.

Otro niño

A otro amigo de por mi casa, también le hizo lo mismo, pero ese día que le pasó a mi amigo, una señora que fue a comprar se metió hasta atrás de la tienda y “cachó” al viejo de la tienda lo que le estaba haciendo al niño.

Yo le había platicado a otro niño de mi calle y cuando la señora lo descubrió, le habló a unos señores para que lo agarraran y de ahí le hablaron a la policía.

Ya habían pasado muchos días de que a mí me hizo eso, porque yo ya había pasado a cuarto y cuando me lo hizo a mí fue en tercero.

Entonces mi amigo le dijo a su mamá que a mí también me había hecho groserías pero que nadie sabía y su mamá fue con mi mamá.

Culpable

Me siento muy culpable porque no le creí a mi hijo. Ese día yo estaba lavando los trastes y en eso llegó mi vecina a decirme que estaba la policía, que se iba a llevar al viejo de la tienda porque había agarrado a un niño.

Yo le dije que como que lo agarró y me contó lo que había pasado. Ahí fue donde me dijo que fuera para que dijera lo que le había hecho al mío, pero no sabía de qué me hablaba. Me dijo que le hablara al niño. Le dije que viniera y de ahí mi hijo me empezó a contar todo lo que pasó.

No dejaba de llorar, la verdad quería ir a matar a ese viejo maldito en ese instante. No sé cómo pude no creerle a mi hijo, yo lo vi ese día que llegó escurridillo y muy cabizbajo. Le dije que de seguro se había caído de los juegos. Ni siquiera me acerque a verlo.

Lo llevé al doctor con la esperanza de que el viejo maldito no le hubiera hecho daño, pero me confirmó que sí.

Yo les digo a las mamás que todo lo que les digan sus hijos lo crean y que no los dejen solos nunca.

¿Cómo actuar?

He aquí una serie de actitudes adecuadas en el caso de enfrentarnos ante un Abuso Infantil.

I. Creer al niño/a

Con tipos de respuesta: “Gracias por confiar en mí y contármelo, así puedo ayudarte a solucionarlo”.

II. Hacerle sentir orguloso por haberlo contado

Con tipos de respuesta: “Has sido muy valiente al contármelo y estoy muy orgulloso/a de ti”.

III. Decirle que no es culpable

Con tipos de respuesta: “Tú no has hecho nada malo”, “No es culpa tuya”.

IV. Asegurarle que no le ocurrirá nada malo

Con tipos de respuesta: “Ahora que me lo has contado, puedes estar tranquilo porque esto no volverá a ocurrir”.

V. Decirle que saldrá adelante

Con tipos de respuesta: “Aunque ahora estés un poco triste, todos te vamos a ayudar a que te sientas mejor”.

VI. Expresarle afecto

con tipos de respuesta: “Te quiero y estaré junto a ti siempre que me necesites”.

VII. Mantener la calma

No hablar al niño nunca con demasiada carga emocional, trasmitiendo nuestro desasosiego y preocupación.

VIII. Asegurarse de que el menor no ha sufrido heridas

Y en el caso de que las haya sufrido, acudir a un médico.

IX. Proteger a la víctima Impedir que el abusador pueda volver a acceder al menor,

Y el mejor método es la DENUNCIA.

Lo que no se debe hacer

Actitudes que nunca debemos tomar con una víctima de abuso infantil.

  • Negar que el abuso ha ocurrido
  • Tener una reacción de alarma.
  • Culpar al niño del abuso.
  • Tener la actitud de ir a hablar con el abusador.
  • Hacer interrogatorios exhaustivos al menor.
  • Tratar al niño de forma diferente a antes.
  • Sobreprotegerle.
  • Recordarle continuamente el suceso.



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