Mi delito… no reconocer

Historias de Lobos.
Historias de Lobos.

Es trillado el tema de las relaciones de pareja… pero, a partir de la pareja se forma la familia y, de ahí, poco a poco se va conformando una sociedad. Entonces la familia es el núcleo de la sociedad. Vivimos una triste descomposición social que tiene que ver entre otras cosas, con los graves problemas … Leer más

Es trillado el tema de las relaciones de pareja… pero, a partir de la pareja se forma la familia y, de ahí, poco a poco se va conformando una sociedad. Entonces la familia es el núcleo de la sociedad. Vivimos una triste descomposición social que tiene que ver entre otras cosas, con los graves problemas que se gestan al interior de las familias.

“Yo no pedí nacer” ¿cuántos hijos la habrán dicho a sus padres?. Definitivamente, los trastornos emocionales conllevan una serie de consecuencias cuando no se quiere o puede aceptar que se padecen.

Esta historia relata la historia de una pequeña familia que se ha visto desintegrada y gravemente afectada porque la mujer no ha podido aceptar que padece un trastorno psicológico.

La voz del joven

Tengo 19 años, a estas alturas he tratado de quitarme la vida en un par de ocasiones. La primera fue cuando tenía 16, la otra apenas cumplí 18; quizá en el fondo de mi corazón no me quiero morir. A lo mejor ha sido un intento muy desesperado por abrirle los ojos a mi mamá. Soy hijo único, mi mamá no quiso tener más hijos. Ella es más grande que mi papá, le lleva 8 años. Mi papá deseaba tener una familia grande, cuando nací mi mamá tenía 43 años, yo creo que por eso nunca me ha tenido paciencia y la verdad no nos entendemos. Crecí en un ambiente muy feo y hostil, mi mamá tiene un carácter muy feo, siempre está enojada conmigo y con mi papá siempre estaba celosa y provoca muchas discusiones. De niño yo quería hablar con ella, o a veces acostarme junto a ella y que me abrazara pero siempre me corría de su cuarto, le gustaba estar encerrada “reposando”, siempre decía estar muy cansada. Yo me la pasaba en mi cuarto solo, a veces jugando, pero la mayor parte de las tardes dormido. Me aburría mucho y no me gustaba darle problemas a mi mamá para que no me regañara.

El inicio del fin

Cuando llegaba mi papá ella empezaba a quejarse de molestias y dolor de cabeza y de espalda. Mi papá venía cansado de trabajar y se ponía a jugar conmigo, mi mamá empezaba a gritarle que fuera a verla y otra vez me quedaba solo. Mi papá trabajaba en una mina y una vez al año le pagaban muy bien, por lo de las utilidades. En ese mes nos llevaba de compras y a veces íbamos a Guadalajara o Aguascalientes. Me acuerdo de ese día porque coincidió que yo cumplí 12 años. Llegó y dijo que nos fuéramos a Guadalajara de compras. Mi mamá hizo la maleta y nos fuimos. En el camino mi mamá iba muy contenta, hasta iba cantando y yo me sentía feliz, porque mis papás estaban contentos. Llegamos a una plaza y estuvimos viendo cosas, me acuerdo que fuimos a comprar unos zapatos para mi mamá. La estaba atendiendo una muchacha, de repente mi mamá empezó a decirle cosas a mi papá de esa muchacha. Mi papá le decía que estaba mal, que ni siquiera la conocía. Mi mamá le aventó los zapatos a la muchacha y le dijo muchas cosas muy feas. Nos salimos de ahí, mi papá iba furioso.

Celos enfermizos

Yo creo que ahí fue en donde empezó a terminarse todo. Nunca había pasado una vergüenza tan grande. Ella se imaginaba cosas que no existían. Ese día de los zapatos, me reclamó que yo me estaba haciendo señas en secreto con la empleada de la zapatería. Me reclamó muchas cosas que se estaba imaginando. Me dijo que hasta le había acariciado la mano cuando trajo los zapatos. Iba con ella y mi hijo, como podría hacer esas cosas. Ya no quiso nada de zapatos, pero de todas maneras no se los venderían porque insultó a la pobre muchacha. De ahí nos fuimos al hotel. Ya no le compré nada a mi hijo. En el hotel peleamos muy feo, me gritó, insultó y la verdad hasta me agredió con las uñas. Yo sabía que tenía que irme porque las cosas se pondrían peor. Le dejé 5 mil pesos y me salí del hotel.

Chantaje

Como a las 2 horas me llamó mi hijo. Solo él se sabía el número del trabajo y sabía que era para emergencias. Me dijo que su mamá se había puesto muy mal, que no podía hablar bien y que se desmayaba. Fui al hotel y de ahí una ambulancia se la llevó. La atendieron por una “crisis nerviosa”, le dieron unos tranquilizantes y la dieron de alta. Nos regresamos a Zacatecas. Como al mes de eso, volvimos a tener otro problema por sus celos. Esta vez fue con una mujer de mi trabajo. Mi mujer me llamó a la oficina y mi compañera contestó. Eso fue suficiente para insultarla y hacer un drama casi de telenovela. Le dije que ya no iba a caer en sus chantajes y me fui. Como a las 9:00 de la mañana del siguiente día me avisan que esta mujer había tomado muchas pastillas para matarse. Le dije que llamaran a la ambulancia, se la llevaron a urgencias. Le hicieron un lavado de estómago pero no encontraron nada de pastillas. La dejaron en observación un día. La dieron de alta y los médicos me dijeron que no habían encontrado nada que indicara que había ingerido esas pastillas. Yo no podía creer que fuera capaz de simular eso.

Siguieron juntos

Yo no que quería dejarla por mi hijo, la verdad lo quiero demasiado y no quería alejarme de él. Seguimos juntos, pero los problemas cada vez eran más fuertes. Ella se la pasaba enferma y acostada, mi hijo estaba muy desatendido. Ella ponía al niño a que me llamara o me buscara. Le decía que yo era malo, que la engañaba y que estaba muy enferma por mi culpa, le contaba cosas que no eran ciertas y hasta inventaba enfermedades venéreas que mi hijo ni entendía. Cuando mi hijo cumplió 15 años, descubrí que tomaba alcohol, fue muy doloroso para mí enfrentar esa situación. Él escondía botellas en su cuarto, obtenía el dinero de su madre que le pagaba para que me llamara constantemente por teléfono. Mi hijo se volvió un niño retraído, casi no tenía amigos, se la pasaba cuidando a su mamá porque ella le decía que estaba muy enferma por mi culpa y por todas las infidelidades que le hacía.

Ayuda

Cuando mi hijo salió de segundo semestre de la prepa tuvimos un grave problema su mamá y yo, Fue un pleito muy feo otra vez por los celos de ella. Trató de encajarme un cuchillo: sí me hirió, pero no de gravedad. Mi hijo se asustó muchísimo. Al día siguiente trató de quitarse la vida, se hizo unas cortadas en los brazos, que fueron delicadas pero no graves. Lo llevé a que recibiera atención psicológica y ahí fueron saliendo muchas cosas. Entre ellas, que lo mejor para todos era que nos separáramos. Creí que lo mejor era esperar a que mi hijo estuviera mejor.

Solos

Al año, le dije que lo mejor era separarnos, que le dejaría la casa en donde vivíamos, pero que nuestro hijo viviría conmigo. Nunca creí que aceptara de tan buena gana. Mi hijo y yo nos fuimos a vivir a un departamento. No nos dejó en paz. Diario le llamaba, le pedía un itinerario de lo que yo hacía y sobre todo lo interrogaba acerca de las mujeres que según ella yo metía en el departamento; hasta donde llegaría su locura que un día nos mandó a la policía argumentando que había corrupción de menores, dijo que yo metía prostitutas a la casa y que se las contrataba a mi hijo. Me llevaron detenido, mi hijo ese día estaba dormido y se asustó mucho porque no entendía que pasaba. Se quedó solo en la casa, no quería saber nada de su mamá, me tardé 3 días en salir de la cárcel, mi hijo volvió a tratar de quitarse la vida, se tomó una botella de alcohol con toda la medicina que se encontró. No le pasó nada.

Ha sido como una maldición, ella no entiende que debe dejarnos en paz. Mi hijo está muy mal por su culpa, me dicen que mientras ella no reconozca que está mal, nada se puede hacer. Mientras eso sucede nos ha destruido la vida. Mi hijo ya no estudia, tampoco trabaja, solo toma y anda de vago.

Los celos enfermizos son el preámbulo de la psicosis.

Fácilmente se pueden convertir en delirio y distorsionar la realidad. Los celos son inseguridad y no amor del uno por el otro.

Los celos pueden ser explicados como una emoción intensa que es experimentada cuando hay un deseo exagerado de poseer de forma exclusiva a su pareja.

Los celos son inseguridad y generalmente los sufren personas que se sienten inferiores y amenazados de perder su pareja.

Los celos son autodestructivos, causan malestar, angustia, tristeza, estrés, nerviosismo, dolores de cabeza y hasta pueden ocasionar problemas más graves, como intentos de suicidio.

Cuando la persona se identifica como un individuo celoso y los celos son enfermizos, debe buscar ayuda profesional y consultar con un psicoterapeuta antes de que sea demasiado tarde.




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