Mi delito… buscar una salida

Historias de Lobos.
Historias de Lobos.

La familia es la base de la sociedad; sin embargo, dentro de la familia se gestan los principales problemas sociales. El maltrato y el abandono son unos de ellos, y dan pie a la desintegración familiar. En esta historia una mujer madre de cuatro niños, sobrelleva la crianza de tres de sus hijos lejos de … Leer más

La familia es la base de la sociedad; sin embargo, dentro de la familia se gestan los principales problemas sociales. El maltrato y el abandono son unos de ellos, y dan pie a la desintegración familiar.

En esta historia una mujer madre de cuatro niños, sobrelleva la crianza de tres de sus hijos lejos de ellos, trata de rehacer su vida pero sólo encuentra violencia y humillaciones.

Primer pareja

Me junté con él cuando tenía 19 años. Somos de Jerez, mi marido se iba al otro lado a trabajar y me mandaba para ir haciendo nuestro patrimonio. Más o menos estábamos saliendo adelante. Con él procreé a mis tres primeros hijos.

Pasaron 8 años así, empecé a notar cambios en él, porque me mandaba menos dinero y a veces no estaba cuando le llamaba o cosas que uno nota como mujer. Me acuerdo cuando todo terminó, fue un 28 de diciembre. Lo habíamos estado esperando para las navidades pero no llegó.

Unas vecinas me dijeron que lo habían mirado en la casa de su mamá pero yo no les creí. Ese día me llamó y me dijo que si estaba en la casa, que iba para allá. Me desconcerté mucho porque no entendía ni su voz ni nada.

Llegó y se mostraba como distante con nosotros, como si no fuéramos su gente. Me dijo que tenía que decirme algo importante. Comenzó a decirme que él se iba a hacer cargo de los niños, pero que se los quería llevar para el otro lado y le dije que yo también me iba. Me dijo que no, que de eso quería hablar.

Empezó a decirme que él ya tenía otra mujer, que ya habían tenido un niño y que ya no pensaba regresar para Jerez. Que por eso quería llevarse a mis hijos a vivir con él. Lo corrí de mi casa y le dije que a mis hijos nadie me los quitaba y me contestó que no volvería a saber nada de él, que tampoco me mandaría para mis hijos.

Cambio radical

Pensé en ponerme a trabajar porque de qué otra manera iba a sacar adelante a mis hijos. Para ese entonces iba a cumplir 29 años.

Empecé a buscar trabajo y conseguí uno con un amigo de mi papá. Pero él tenía unas bodegas en Aguascalientes. Mi papá me dijo que me fuera, que al cabo ellos me cuidaban a los niños y el trabajo era de lunes a viernes. Dejé a mis hijos con mis papás y así estuve yendo y viniendo a Aguascalientes a trabajar.

Soledad

El amigo de mi papá ya es un señor mayor, para ese entonces tendría unos 58 años. Yo me sentía muy sola y abrumada por dejar a mis hijos. Ese hombre era viudo y me empezó a cortejar. Yo no sé si fue que me sentía tan sola o si fue el hecho de que era muy atento y amable conmigo.

Me trataba muy bien y al año de estar trabajando con él empezamos a tener una relación. Al principio se mostraba muy cariñoso y comprensivo de todo conmigo. Me dejaba igual venir a ver a mis hijos. Así duramos 6 meses como si fuéramos novios. A ese tiempo me propuso que me fuera a vivir a su casa para que ya no gastara en renta, acepté.

Celos

Todo estaba bien, pero yo notaba molestia porque venía a Jerez y él no me acompañaba porque tenía que salir a los ranchos a tratar lo de las pasturas y eso para las bodegas.

Al cabo de unos meses se empezaba a molestar porque venía a verlos y me decía que él quería pasar más tiempo conmigo. Decía que él como amigo era una cosa, pero que ya de pareja era muy diferente.

Cada vez se volvió más y más posesivo conmigo. Yo notaba como que estaba obsesionado. Por un lado me sentía segura porque me cuidaba mucho pero a veces ya sentía que se pasaba. Empecé a quedarme un fin de semana sí y otro no. El fin de semana que me quedaba yo lo esperaba en la casa y en la noche que llegaba ya venía tomado.

Muchas veces quería que le siguiéramos y en ocasiones si me tomaba unas cubas con él, yo veía que para él era como transformarse en un hombre pervertido y quería que hiciéramos cosas que yo consideraba muy sucias, muchas veces me obligaba. Terminaba sintiéndome muy mal.

Embarazo

Fuera de esas veces él se portaba muy bien conmigo, yo hablaba con él cuando ya estaba sobrio y me pedía perdón, me decía que no volvería a pasar que estaba borracho y que no sabía lo que hacía. Un día resulté embarazada.

Él ya tenía hijos grandes, hasta tenía un nieto. Yo estaba muy triste porque ya no quería tener hijos. Él me dijo que quería que nos casáramos para que el niño estuviera bien. Como yo nunca me había casado no hubo problema y también quería decirle que me quería llevar a mis otros hijos para allá para tenerlos a todos juntos. Él no se opuso y cuando me los traje ya había nacido su hermanito.

Sueños rotos

No sé qué fue lo que sucedió con este hombre. Se volvió muy frío y distante. Casi no me hablaba, se fue a otra recámara y me mandaba llamar en las noches para que cumpliera como esposa.

Me trataba muy mal, siempre lo hacía borracho y ya sabrá que siempre salía con sus cosas muy sucias. Si le decía que no quería me pegaba en la cara y me sometía de los cabellos. Como yo no quería que mis hijos se dieran cuenta mejor me aguantaba.

A mis hijos casi ni les hablaba. Se estaba volviendo una situación muy insoportable. Yo me sentía infeliz, pero dependía económicamente totalmente de él.

Grave violencia

Ese día mandé a los niños a dormir y me mando a hablar para su cuarto. Fue lo más horrible que he vivido. Sólo puedo decir que me violó, que estar así sometida con alguien que se supone me ama es la cosa más horrible que existe. Desde ahí me empezó a tratar como una cualquiera y me hablaba muy feo, cada fin de semana era lo mismo.

Lo abandoné

Bajé como 18 kilos. Me sentía hundida en algo de lo que no podía salir. Le tenía mucho miedo y no sabía para donde irme. Sentía que si les decía a mis papás no me apoyarían o dirían que era mi culpa, porque ellos no estaban de acuerdo que yo me hubiera casado con él.

Un día a mi hija la más grande le pegó porque me defendió. Llegó insultándome como era su costumbre y mi hija se levantó y le dijo que no me anduviera hablando así. Me la abofeteó.

Eso me hizo reaccionar y en la tarde que se salió agarré a mis hijos y algunas de sus cosas y nos fuimos a la central. Me regresé a Jerez, lo abandoné.

No podía permitir que empezara a maltratar a mis hijos y me puso una demanda por abandono de hogar y me quiere quitar al niño más chiquito. Mis hijos los más grandes han sufrido mucho. Primero porque su padre los abandonó, luego porque este hombre nos tenía en un ambiente muy tenso y de violencia.

Yo sé que me equivoqué mucho, pero aquí estoy saliendo adelante por ellos. A fin de cuentas, soy su mamá.




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