Mi delito… Andar en bola

Historias de Lobos.
Historias de Lobos.

Los hechos… Un grupo numeroso de jóvenes, se reúnen a menudo a ingerir bebidas embriagantes y algunos a consumir drogas. Esto lo realizan en “unas tapias” ubicadas en una colonia de la periferia. Ellos se hacen llamar en grupo con un distintivo nombre y los vecinos del lugar les temen por sus constantes actos vandálicos.  … Leer más

Los hechos…

Un grupo numeroso de jóvenes, se reúnen a menudo a ingerir bebidas embriagantes y algunos a consumir drogas. Esto lo realizan en “unas tapias” ubicadas en una colonia de la periferia. Ellos se hacen llamar en grupo con un distintivo nombre y los vecinos del lugar les temen por sus constantes actos vandálicos. 

 

Lo que vieron

Estaban varios muchachos de la colonia que les apodan “los viejos”, eran más de 10 muchachos. De los cuales solo conozco a algunos ya que viven cerca de ahí. No tienen trabajo ni estudian, se la pasan tomando cervezas o lo que caiga y drogándose cerca de una tapia que está frente de la escuela primaria de la colonia. 

A veces duran dos o tres días seguidos tomando y cuando hacen eso se ponen muy mal. Quiero decir que se ponen violentos y le buscan pleito a toda la gente. A veces no dejan pasar a nadie porque cierran la calle y se juntan más muchachos. Los sábados casi siempre hacen eso.

Ese día, era tardecillo como las 10 de la noche, estaba ahí toda la bola. De repente vi que se dejaron ir todos estos muchachos hacia un carro que iba pasando el cual les pitó para que los dejaran pasar.

Era un carro viejito gringo de color guinda. Me di cuenta de que uno de ellos aventó una piedra rompiendo el parabrisas del carro. No supe cuál de ellos la aventó, solo vi que al carro le rompieron el parabrisas. La verdad no sabía quienes iban en el carro sino que en eso todos “los viejos” empezaron a sacar a las personas que iban adentro del carro. 

La verdad no supe quien sacó a quien del carro ya que todo fue en montón, por lo que me fijé bien hasta que los bajaron aventándolos al suelo. 

Comenzaron a golpearlos entre todos. Yo creo que lo harían de 5 por cada uno de los que iban en el carro. Les daban patadas en todo el cuerpo, les aventaban piedras y botellazos. En eso reconocí a uno de los que estaban golpeando, era un vecino de nosotros. lo tenían ahí tirado y estaba todo lleno de sangre.

 Me fije bien que una de las personas que estaba golpeándolo era un chavo que le dicen “el greñas”, parecía que ya había terminado de golpearlo y que se estaba retirando del lugar, sin embargo recogió una piedra grande de esas que usan como adoquín el calle y se regresó a donde estaba mi vecino tirado. Ni le pensó y se la dejó caer directo a la cabeza. Luego este sujeto agarró otra piedra para volvérsela a dejar caer, pero los que estábamos ahí le gritamos que ya lo dejara que si no veía que ya lo había matado.

 Cuando esto sucedía los otros seguían golpeando a los otros señores que iban en el carro. Clarito se miraba como les rompían las botellas de cervezas en la cabeza y les seguían dando de patadas. La gente que estábamos ahí ya le habíamos marcado a la preventiva pero se tardaban en llegar y no nos metíamos porque éramos muy pocos y casi puras señoras y niños. En eso se escuchó la policía y todos “los viejos” comenzaron a correr como para la otra colonia. Al que más golpearon fue al que le dejaron caer la piedra. Los otros también estaban muy golpeados y con mucha sangre.

 Si los conozco a todos porque ahí se juntan. La mayoría viste cholo. Usan tatuajes, aretes y casi todos en la colonia les tenemos miedo. 

Son peligrosos porque cuando no golpean a alguien, roban o asaltan a la gente. Todos en el barrio sabemos que los que se meten robar a las casas son ellos. También ellos molestan a las muchachas del barrio. A una de ellas la embarazaron. Uno que puede hacer, sus familiares no hacen nada porque también les tienen miedo. Como decía un policía. Se necesitan que hagan algo muy grave para que de verdad los encierren. 

 

La voz de una de las víctimas.

A uno ya le da miedo pasar por ahí, pero es la pasada para las casas. Esos vatos ya se la saben y nada más andan buscando pleito porque así le pueden robar a uno lo que lleva encima. Se refugian en la confusión y mientras lo bolsean. De que le vale a uno ser pobre pero honrado si lo que gana uno del trabajo de toda la semana se la roban esos drogadictos para sus vicios y aparte a uno lo dejan todo pateado.

Venía de trabajar, en compañía de mi hermano y otro vecino de la colonia. Ambas personas son mis peones. Íbamos en un carro viejito de mi hermano. En eso me percaté de que estaba una bola de chavos. Ya sabía que eran unos que les dicen “los viejos”. Eran como 10 o 12 chavos a media calle. Mi hermano les pitó para que nos dejaran pasar. En eso se voltearon y nos empezaron a decir que si nos creíamos muy picudos. Los chavos rodearon el carro, abrieron las puertas para sacarnos. A mí me bajaron entre 2 eran como de una edad aproximada de dieciocho y veinte años, pero se veían unos más chavalillos de los que andaban en la bola. Olían a marihuana y a chemo y traían caguamas en las manos. Vestían como cholos y casi todos usaban cachucha o redes en el pelo.

Cuando me sacaron del vehículo, entre los 2 me comenzaron a golpear. Se acercaron otros tres sujetos de los que no me acuerdo sus características porque lueguito se me fueron a golpes. Me golpeaban con botellas de cervezas llenas, una cadena y un cinturón de cuero. Otros sujetos sacaron a mi amigo dándole un botellazo en la cabeza sin saber quién fue. Todo era mucha confusión porque a los tres nos estaban golpeando mucho con todo lo que tenían. Alcancé a ver que a mi hermano uno de los cholos le dejó caer una piedra en la cabeza. Me quise levantar para hacerle el paro pero me tumbaron a patadas. Les quería gritar que lo dejaran, pero no podía hablar porque estaba todo sofocado por tanta patada en las costillas y en la panza. Ni cómo defenderse uno, si eran muchos. La gente tampoco podía hacer nada porque había más señoras y niños. Ahí en la colonia les tenemos miedo. Antes de irse terminaron de romper el parabrisas del carro de mi hermano, con otra piedra que le iban a dejar caer también a mi hermano. Pero no lo hicieron porque alcanzaron a oír a las patrullas. A esas gentes les tenemos miedo. Si cuando llegamos a la colonia dijimos que a ver si no los encontrábamos porque esos no respetan y nada más andan buscando el pleito para robar. A mí me dejaron con dos costillas rotas y sin lo que me acababan de pagar. Era lo que tenía para darle el chivo a mi “vieja” para que coman mis morrillos. Cuando nos terminaron de golpear se fueron con rumbo a la orilla de la colonia. Mi hermano quedó inconsciente y pasaron treinta minutos aproximadamente en que llegó la ambulancia. Y eso fue porque nos dijeron los de la cruz roja que los cholos no los dejaban pasar.

 

Detenidos

Los agarró la preventiva, en ese rato nos dijeron que fuéramos al ministerio público a poner denuncia y si fuimos. Nos dijeron que tenían que pagarnos los daños y lo del hospital de mi hermano que por suerte no se murió, pero si nos lo dejaron mal de su cabeza. Ya no puede trabajar porque no se acuerda como hacerle. De repente se comporta como un niño. Ni a sus hijos conoce.

Ya pasó mucho de eso. Pero no hay como hacerle para obligarlos a que paguen. Si no tienen “pos de donde” lo único bueno que salió de esto es que dejaron de hacer sus fregaderas en la colonia.




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