La soledad como enfermedad
Las preocupaciones y la ansiedad sobre la soledad como enfermedad y el distanciamiento social pueden ser muy complejos y llevar a la solitariedad. El egocentrismo crea una distancia natural con los demás, lo que lleva a la deshonestidad, el miedo y la ira. Así es como funcionan las emociones perturbadoras. Si bien el miedo, el … Leer más
Las preocupaciones y la ansiedad sobre la soledad como enfermedad y el distanciamiento social pueden ser muy complejos y llevar a la solitariedad.
El egocentrismo crea una distancia natural con los demás, lo que lleva a la deshonestidad, el miedo y la ira.
Así es como funcionan las emociones perturbadoras. Si bien el miedo, el odio y la ira son malos para nuestra salud, en estos momentos pueden ser fatales para las relaciones humanas y convivencia familiar porque se puede llegar al estrés, ansiedad, miedo, tristeza y solitariedad, además de ansiedad y depresión que puede llevar al suicidio.
La preocupación por los demás conduce a la autoconfianza y la fuerza interior, al tiempo que ayuda a reducir la ira. Debemos reconocer cómo cada aspecto de nuestro bienestar actual depende de la cooperación y contribución de los demás.
Esta pandemia probablemente nos ha cambiado la manera en que vivimos nuestra vida, ha traído incertidumbre, rutinas aceleradas, presiones económicas y aislamiento social, porque nos preocupa enfermarnos y no sabemos que nos depara el futuro. También el exceso de información, los rumores, la información falsa, puede hacer que perdamos el control y no sepamos qué hacer.
El brote de esta terrible enfermedad invisible y se da en un mundo interdependiente donde todos somos responsables universales, nos deja la enseñanza de que lo que le sucede a una persona puede afectar de forma inmediata a los demás, sobre todo a los nuestros, por eso la necesidad urgente de tomar todas las medidas precautorias.
Todos podemos experimentar que nadie es inmune al virus, estamos preocupados por nuestros seres queridos y por el porvenir, que nos da incertidumbre en nuestros hogares y empleos. Debemos ubicarnos en el espacio y tiempo, que tenemos fecha de caducidad, que somos impermanentes, todo está sujeto a un cambio, nada permanece igual. En este proceso antropológico es inevitable que hay momentos de expansión y triunfo, y también de desintegración y enseñanzas.
La soledad es buena porque nos ayuda a ordenar las emociones y pensamientos, nos ubica sin compañía ni entretenimientos, es estar continuamente conectado con nuestro interior y saber que está pasando en el presente con nuestros pensamientos, sensaciones, carácter, frustraciones, miedos, alegrías y hasta con cambios de humor.
La soledad es la antesala de la libertad y responsabilidad, es ser independiente para tomar decisiones que te llevan a ser feliz.