
La señora Baltazar Incháurregui atiende su negocio que se llama justamente la Tradicional calidad de la melcocha en el jardín Juárez del centro de Guadalupe
GUADALUPE.- María Elena Baltazar Incháurregui es la heredera de la tradición en la melcocha hace más de un siglo y sus ancestros fueron quienes recibieron la receta. Alrededor de 300 años atrás, procedente del Virreinato.
La señora Baltazar Incháurregui atiende su negocio que se llama justamente la Tradicional calidad de la melcocha en el jardín Juárez del centro de Guadalupe, marca que lleva 38 años de haberse establecido en esa populosa zona de la cabecera municipal.
Ella y cinco familiares suyos son los encargados de comercializar ese producto, que se distribuye para su venta en la mayor parte de tiendas artesanales de la capital y alrededores.
Pero, asimismo, esos cinco familiares suyos la producen en casa dentro de su propio taller, donde ellos elaboran el tradicional catarrín, que es el que se consume de manera mayoritaria, junto con los monitos abrazados y figuras diversas con ese dulce.
“La tradición procede de mis padres pero sobre de mi tío Cipriano, que fue uno de los pioneros en la elaboración del dulce, entrado el siglo XX, debido a que él nació en 1916”.
La entrevistada advirtió que sobre la melcocha, los historiadores hablan ya desde 1717, hace más de 300 años, de modo que todos sus ancestros aprendieron a elaborarla en tiempos recientes.
“La receta llegó a oídos del tío Cipriano y fue él quien la hizo suya, hasta que llegamos a la quinta generación creadora del producto, es decir, yo y mis hijos que la cocinamos en casa”.
Asimismo, el rico sabor les viene de abolengo, ya que para hacer melcocha, esta se tiene que preparar con caña de azúcar disuelta que se hierve en un cazo de acero inoxidable, citó.
Su cocción pasa por diversas etapas, ya que María Elena Baltazar recuerda que cuando era niña, el hervor se hacía primero en estufas de petróleo hasta tiempos recientes en que se le cocina con gas.
A ese preparado se añaden las esencias naturales, que pueden ser de menta, anís y miel de abeja encima, lo que la carameliza y la hace irresistible.
Los Baltazar elaboran melcochas de 16 sabores, que son: menta, anís, rompope, limón, fresa, kiwi, manzana verde, piña y otros más aún cuando hay otra receta que se hace con melaza de piloncillo.
“Se trata de obtener buenos resultados a una temperatura de 130 a 170 grados centígrados para de ahí, pasar a darle forma desde una alcayata que se moldea, proceso este último que es muy difícil porque se debe vaciar en una piedra a la que se pone vainilla del rey Baltazar, se le blanquea para uniformarla y se moldean las figuras en breve para que no se haga dura la masa”, concluyó.