Se impartió el taller de danzaterapia como parte de las actividades del Primer Foro de Arte y Discapacidad a cargo de la especialista Lucrecia Arellano. Lucrecia es una mujer multifacética que se trabaja como psicoterapeuta y además es dramaturga, desde hace 30 años se ha dedicado a trabajar con niños las diferentes disciplinas teatrales. En … Leer más
Se impartió el taller de danzaterapia como parte de las actividades del Primer Foro de Arte y Discapacidad a cargo de la especialista Lucrecia Arellano.
Lucrecia es una mujer multifacética que se trabaja como psicoterapeuta y además es dramaturga, desde hace 30 años se ha dedicado a trabajar con niños las diferentes disciplinas teatrales.
En esta ocasión, preparó un curso dirigido a chicos con discapacidades y tuvo como objetivo el uso del teatro y el arte con fines de rehabilitación.
La actividad estuvo dividida en dos partes, una de danza con movimientos y la otra en expresión física, además de una parte importante que involucra la meditación para que los jóvenes puedan transferir los bloqueos hacia una experiencia espiritual y que logren desarrollar su creatividad.
Arellano destacó que esta práctica permite desbloquear el cuerpo, lo emocional y lo energético del ser humano, todo ello con la finalidad de que se les dé una atención personalizada, por lo que se lograron resultados completos y satisfactorios.
Uno de los métodos que ayudó y gustó a los asistentes fue la de trasmutación, ya que a través del manejo de vibras lograron descubrir debilidades y fortalezas propias.
Arellano habló acerca de cómo pueden estar desalineados los hemisferios del cerebro, y con ello explicó por qué el elemento auditivo es de vital importancia en este tipo de terapias para complementar y obtener lo que queremos.
Lucrecia invitó a toda la sociedad a tener un acercamiento a este tipo de opciones, ya que así podrán entender un poco más, no solamente a las personas con discapacidad, sino todo su entorno para poder llevar una vida más plena y cordial con lo que los rodean.
Imagen Zacatecas – Anahí Encina