

Asado de boda | Foto: Cortesía.
Dicen que el origen de este platillo se remonta por allá en la Revolución Mexicana
ZACATECAS.- El Asado de boda es uno de los guisos más emblemáticos de la cocina tradicional del norte y centro-norte de México —especialmente en estados como Zacatecas.
Su nombre refleja su origen: este platillo se preparaba tradicionalmente en bodas, compromisos y fiestas familiares.
Una de las leyendas más difundidas —y reproducidas incluso en artículos gastronómicos— atribuye el origen del asado de boda a la época de la Revolución Mexicana. Se dice que cuando Pancho Villa llegó con sus tropas al ejido de Morelos, en Zacatecas, solicitó un guiso de carne de cerdo con chile para celebrar una victoria; ese guiso se convirtió, con el tiempo, en un símbolo de celebración y unión.
Desde entonces, el asado de boda se consolidó como parte del acervo gastronómico Zacatecano —y del norte del país—, sobreviviendo a generaciones y adaptándose a nuevas celebraciones más allá del compromiso matrimonial.
Aunque cada familia le imprime su sello, hay una base común en los ingredientes y la forma de preparación del asado de boda. Entre los elementos más representativos se encuentran:
Carne de cerdo (pierna o lomo).
Chiles secos como guajillo, pasilla o ancho, remojados y molidos en la salsa.
Especias: laurel, comino, canela, clavo, pimienta, ajo, cebolla.
Un toque dulce: piloncillo, chocolate de mesa o ralladura/cáscara de naranja, para equilibrar el picor y dar profundidad al sabor.
La carne se dora (a veces en manteca), luego se cocina lentamente en la salsa de chile y especias, permitiendo que se amalgamen los sabores, y resultando en un estofado oscuro, jugoso y de sabor intenso.
Tradicionalmente se sirve acompañado de arroz, frijoles, tortillas hechas a mano o sopas —especialmente cuando se trata de celebraciones multitudinarias.
Aunque su nombre sugiere uso exclusivo en bodas, con el paso del tiempo el asado de boda ha trascendido ese contexto. Hoy se prepara en bautizos, fiestas patronales, reuniones familiares o como comida especial en restaurantes y hogares, siempre que haya motivo para celebrar.
Para muchos zacatecanos y habitantes del norte, disfrutar un asado de boda es mucho más que comer un platillo: es reconectar con sus raíces, su identidad, su historia. Es un sabor que evoca tradiciones, comunidad y celebración.