Carnitas Palomino

Las carnitas y el chicharrón de cerdo, uno de los rituales más placenteros de la cocina
mexicana.

El cerdo un animal, que desde hace miles de años, tanto los chinos como los habitantes del medio oriente lo habían domesticado y lo tenían en su dieta habitual, un animal que acompañó a egipcios, griegos y romanos.

A México lo trae Hernán Cortes, además de entre otros animales de granja y desde entonces ha formado parte esencial de la cocina mexicana.

El cocinar cerdo es un oficio no fácil de aprender, pero que domina divinamente Eduardo Herrera Guerrero, que a sus 10 años ya se entrenaba en este arte culinario. Lo que se busca es que la carne no pierda sus propios jugos y esté doradita por fuera y suavecita por dentro.

Hace 7 años, Eduardo y su esposa Claudia Betancurt Hernández abrieron uno de los lugares más transitados por los amantes de las carnitas, las personas llegan y eligen su mejor porción para disfrutar.

Y como del cerdo se ocupa todo, desde la trompa hasta el rabo, usted podrá elegir entre la costillita, el buche, la pierna, el lomo, la patita dorada o los muy cotizados chicharrones.

Todos los días se preparan un promedio de 80 kilos de carnitas y 60 kilos de chicharrón, para que los disfrute calientitos, ya sea parado o sentado, pero eso sí con las ricas salsas de la casa.

En Carnitas Palomino, la recepción que le dan es ofrecerle un taco de degustación, con lo que todos quedan complacidos de este rico bocado, que le ayudará a avivar el
apetito.

Desde el primer instante que el puerco y el maíz se encontraron, surgió una nueva forma de amor.

Entre casos de acero y apetitosos aromas, Carnitas Palomino le espera de lunes a domingo de 7:30 de la mañana a 7:30 de la noche en avenida Ferrocarril 101-A en la Colonia Pamanes Escobedo, frente a la capilla Sixtina.

Si usted quiere compartir con sus familiares y amigos de estos manjares puede pedir su servicio a domicilio, al teléfono 138 36 78.

Con un taco en la mano, tanto el pobre como el rico, se miran a los ojos y se enchilan con la misma salsa.

Imagen Zacatecas – Lucía López