¿Y México cuándo?

El día de ayer la prensa internacional se sacudió por el anuncio repentino de la renuncia del presidente peruano Pablo Kuczynsky, quien dimite a la presidencia de su país entre escándalos de corrupción y sobornos relacionados con la empresa brasileña Odebrecht, la cual ha puesto en jaque a una decena de países latinoamericanos por acusaciones … Leer más

El día de ayer la prensa internacional se sacudió por el anuncio repentino de la renuncia del presidente peruano Pablo Kuczynsky, quien dimite a la presidencia de su país entre escándalos de corrupción y sobornos relacionados con la empresa brasileña Odebrecht, la cual ha puesto en jaque a una decena de países latinoamericanos por acusaciones graves de sobornos a altos dirigentes de los diferentes gobiernos y la posible financiarización de campañas políticas de diversos políticos, muchos de ellos llegaron al poder y otros incluso permanecen en él.

Algunos países que se han visto involucrados en las controversiales dinámicas de la empresa para hacerse de contratos gubernamentales, son Suiza, Estados Unidos, Brasil, Ecuador, Panamá, República Dominicana, Argentina, Venezuela, Guatemala, Colombia y México.

Aunque para los dos primeros países los conflictos no repercutieron directamente en sus estructuras políticas y empresariales, en lo que respecta a los países latinoamericanos han cimbrado las estructuras de gobierno e incluso se ha encarcelado a actores políticos y empresarios de alto nivel por su complicidad con Odebrecht.

El escándalo de Odebrecht que después de años sigue vigente y continúa exhibiendo cada vez más casos de corrupción en más países, ha permitido desentrañar una red de estructuras gubernamentales, políticas y empresariales dañadas por la corrupción, el soborno y la impunidad, donde se demuestran las debilidades institucionales y de justicia que sufren gran parte de los gobiernos de Latinoamérica. 

Así pues, mientras los suizos investigan y persiguen a Odebrecht por el solo hecho de haber utilizado cuentas bancarias dentro de su país, por otro lado países como Perú, Brasil, Guatemala, Ecuador o México se ha demostrado como se benefició a la empresa con contratos multimillonarios por medio de sobornos a altos funcionarios de los gobiernos en turno y como se financiaron campañas de candidatos presidenciales. Los grave de los delitos pudieran ir de un extremo al otro, lamentablemente la procuración e impartición de justicia también ha sido completamente desigual según el país. 

En el caso de algunos países las consecuencias han alcanzado a Presidentes en turno, excandidatos presidenciales, ministros, secretarios, diputados y senadores y empresarios, en el caso de otros como Colombia, Venezuela y México la justicia simplemente ha quedado pendiente. 

Los procesos judiciales que enfrentan los expresidentes de Brasil, las investigaciones realizadas en Guatemala o Panamá o incluso la renuncia del presidente peruano, demuestran un marco normativo y moral sumamente diferente e incluso más desarrollado que el nuestro por ejemplo. 

Pues mientras en la mayoría de los países se ha investigado, perseguido, sentenciado y encarcelado a muchos de los involucrados en estos casos, en México contradictoriamente el único destituido fue precisamente el fiscal encargado de la investigación del caso Odebrecht en nuestro país, dejando en entredicho una vez más nuestro débil sistema de gobierno y de justicia, que conserva en la impunidad los casos más graves de la corrupción de nuestro gobierno. 

Y a pesar que muchos países latinoamericanos que suponen un menor desarrollo democrático al de nuestro país, hoy son ellos los que ponen el ejemplo en perseguir y afrontar las consecuencias de casos que debilitan al Estado de Derecho como el ya mencionado, mientras que México se mantiene en la debilidad e impunidad total.

Imagen Zacatecas – José Luis Guardado Tiscareño