Violencia Política

Alrededor del mundo, existen acuerdos y legislaciones que han buscado generar condiciones de equidad para todos y muy especialmente para las mujeres, para que nosotras tengamos las mismas oportunidades de participar no sólo en la vida pública y política del país, sino también a acceder a puestos de dirección en los ámbitos públicos y privados. … Leer más

Alrededor del mundo, existen acuerdos y legislaciones que han buscado generar condiciones de equidad para todos y muy especialmente para las mujeres, para que nosotras tengamos las mismas oportunidades de participar no sólo en la vida pública y política del país, sino también a acceder a puestos de dirección en los ámbitos públicos y privados.

Como una mujer dedicada a la política, hoy quiero compartir con ustedes mi reflexión en torno a la violencia política que en alguna ocasión hemos vivido alguna de nosotras.

La violencia política se define como cualquier situación que afecte a las mujeres a ejercer su voto, a ser electas en los procesos electorales, o bien, como cualquier acción que impida su pleno desarrollo en esta actividad.

En nuestro país, aún no contamos con un cuerpo normativo específico para sancionar la violencia política, pero sí tenemos el Protocolo para Atender la Violencia Política contra las Mujeres que fue emitido por el Tribunal Electoral del Poder Judicial en 2015, cuyos objetivos son: i). Facilitar la identificación de la violencia política; ii). Evitar daños mayores a las víctimas o sus familias; iii). Impulsar la coordinación entre las instituciones responsables, y iv). Servir de guía para atender el problema.

Ahora bien, el menoscabo de nuestros derechos políticos puede ser ejercido por compañeros, colegas, dentro de los propios partidos políticos e incluso, hasta en los propios medios de comunicación y con el avance tecnológico, sucede con mayor agresividad y frecuencia en las redes sociales como Facebook y Twitter.

Estas acciones pretenden cuestionar o minimizar nuestra capacidad para ejercer un cargo público o una función, pero lo hacen desde ámbitos totalmente subjetivos: por nuestra apariencia, por nuestro origen, entre otros aspectos, y ello afecta no sólo a la mujer pública, sino también lastima su entorno privado.

Por ello, llamo a que todos los partidos políticos nacionales y los tres niveles de gobierno, diseñen medidas de protección para todas aquellas que ejercemos o aspiramos a una función gubernamental o cargo de elección popular, a establecer medidas preventivas y sancionatorias contra aquellas personas, empresas o instituciones, que ejerzan violencia política de género. Necesitamos fortalecer la democracia y sin equidad, simplemente no podremos avanzar hacia una sociedad más igualitaria.

Imagen Zacatecas – Claudia Anaya




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