México cumplirá casi tres décadas de estar haciendo reformas y aún no termina, por la sencilla razón de que los cambios se han hecho en pausas. Y ahora, luego de la oleada de reformas hechas por este sexenio nos damos cuenta que falta una de vital importancia: la que modifique de raíz la forma como … Leer más
México cumplirá casi tres décadas de estar haciendo reformas y aún no termina, por la sencilla razón de que los cambios se han hecho en pausas. Y ahora, luego de la oleada de reformas hechas por este sexenio nos damos cuenta que falta una de vital importancia: la que modifique de raíz la forma como se ejerce el gasto del gobierno.
El hecho de que los dineros no ajusten tiene que ver no sólo con la caída de los ingresos petroleros, sino con el hecho de que no se ha modificado la forma como gastan los tres órdenes de gobierno.
Hasta ahora el problema de la reducción en los ingresos se ha hecho frente con recortes en los gastos; pero este camino se acaba pronto. Se necesita un cambio estructural porque la realidad es que los gobiernos desperdician mucho dinero, gastan tontamente una parte y se roban otra.
Y en realidad siempre se ha gastado igual. Si acaso, el cambio más importante en épocas recientes es el que hizo Vicente Fox, al darle más gasto a los gobiernos estatales. Pero les dio dinero sin reglas y fabricó 32 virreyes que gastan sin control alguno y con nula eficiencia. No hay ningún estado que se haya transformado o que haya reducido la pobreza gracias a que tuvo más dinero para gastar. La verdad es que gastaron más y se endeudaron más sólo, para en el mejor de los casos, hacer obras faraónicas y crear ejércitos enormes de burócratas.
Con más gasto y más deuda los estados no han mejorado ni la infraestructura urbana, ni la educativa, ni la seguridad ni han elevado el nivel de vida de sus poblaciones.
Por eso se necesita un gran reforma que racionalice el gasto, que mida los resultados de lo que se gasta, que permita saber qué programas o que acciones se financian y cuáles no, en función de los resultados.
La OCDE apoya a los gobiernos para cambiar su forma de gastar y los alienta a brincar, de un presupuesto por programas como el que tiene México, a un presupuesto por resultados, en el que se miden los efectos que produce el gasto público.
En la actualidad, se crea un programa y se le destina dinero; no se sabe si funciona o no, si se cumplen los propósitos de su creación; simplemente, se le destinan recursos.
En un presupuesto por resultados se establecen plazos y tiempos para conseguir las metas. Y el dinero fluye en la medida que dichos resultados se alcanzan; si no se consiguen, el programa se revisa, se le retira el dinero, se corre al encargado, pero algo se hace.
Lo más que se ha intentado recientemente fue la vacilada aquella de presupuesto base cero que sólo tuvo fines publicitarios pero que en realidad nunca se hizo.
Continuar gastando como como se hace es el mejor fomento a la corrupción; es el cuento de nunca acabar en el que los ingresos jamás alcanzan y el país, o se endeuda o el dinero se convierte en botín político y llegamos a estados en quiebra como son los casos de Veracruz, Guerrero y Michoacán o súper endeudados como Coahuila y Chiapas.
Hasta mañana con nuevas…PERSPECTIVAS
Imagen Zacatecas – Luis Enrique Mercado