Tecnocracia hacendaria

Hay científicos y técnicos que no superan la visión cuantitativa del mundo, abrazan con furor religioso el territorio de las abstracciones y las mediciones empíricas. Pero la existencia es más prolija y compleja, más interesante y perturbadora que los cálculos y las rigurosas ecuaciones. También, y por desgracia, es trágica y dolorosa. No cabe duda … Leer más

Hay científicos y técnicos que no superan la visión cuantitativa del mundo, abrazan con furor religioso el territorio de las abstracciones y las mediciones empíricas. Pero la existencia es más prolija y compleja, más interesante y perturbadora que los cálculos y las rigurosas ecuaciones. También, y por desgracia, es trágica y dolorosa.

No cabe duda que la racionalidad técnica es relevante, pero no se debe ocultar que al mismo tiempo es reductora y colonialista. Olvida las vidas particulares y propone soluciones generales que afectan a millones de seres humanos. Me parece que la iniciativa hacendaria que hoy se está discutiendo es un ejemplo de la catástrofe que puede provocar la visión puramente técnica del mundo.

En dicha perspectiva no existen personas ni vidas particulares, sólo sujetos económicos reducidos a factores de cálculo. Se establecen caprichosamente categorías y rangos de ingreso para luego clasificar arbitrariamente los objetos de análisis mediante zafias etiquetas. No interesan las miles de modestas familias que, por ejemplo, están realizando un esfuerzo titánico para hacerse de una casa por medio de una hipoteca.

Como estarán atadas durante un buen tiempo al pago de aquella deuda, a la que por cierto acudieron por no tener ahorros suficientes para comprar el inmueble de contado, entonces el gobierno se relame los bigotes y arteramente les asesta un golpe brutal con la propuesta de pago del 16% de IVA a los intereses reales de la hipoteca.

A los hombres de negro nada los conmueve porque se ufanan de su temple racional, frío y calculador; velan por la Patria, no por los seres individuales de carne y hueso. Las penurias y quebrantos de las familias caídas en desgracia les tiene sin cuidado. Vaya usted a saber si en el futuro, cuando el sufrimiento acaso pudiera contabilizarse, las cifras obtenidas serían suficientes para considerar de otra forma sus políticas de destrucción masiva de esfuerzos humanos.

Los héroes tecnocráticos padecen una severa miopía, sólo ven lo inmediato y las fuentes actuales de recaudación, pero la inversión futura está fuera de su pobre radar. Tal vez por eso desdeñan la relevancia que tiene para un país como el nuestro la educación: formar jóvenes con una visión integral no simplemente técnica y disciplinaria. No entienden que este es el factor verdadero de desarrollo, y no el asistencialismo social, políticamente rentable. Lo suyo es gravar y gravar a los mismos. Les tiene sin cuidado que, al encarecer las cuotas escolares, el desastre de la educación mexicana se multiplique al infinito y más allá.

Imagen Zacatecas – Miguel G. Ochoa Santos