Negligencia del sistema de salud mexicano

Cada mes de octubre, la Organización Mundial de la Salud fomenta programas de lucha contra el cáncer de mama para difundir las acciones que permiten la prevención y detención oportuna de ese mal. Por ello, el mes pasado proliferaron programas de revistas, promocionales y reportajes televisivos donde invitaban a las mujeres a seguir las estrategias … Leer más

Cada mes de octubre, la Organización Mundial de la Salud fomenta programas de lucha contra el cáncer de mama para difundir las acciones que permiten la prevención y detención oportuna de ese mal.

Por ello, el mes pasado proliferaron programas de revistas, promocionales y reportajes televisivos donde invitaban a las mujeres a seguir las estrategias de autoexploración.

La situación es realmente alarmante. De acuerdo con estudios de la UNAM, una de cada ocho mujeres, a nivel mundial, tiene o va a desarrollar ese cáncer a lo largo de su vida. Esto equivale al 12% de la población femenina.

La realidad en México es todavía más trágica: esta enfermedad ocupa el primer lugar como causa de muerte en las mujeres mayores de 25 años. Además, del año 2000 al 2006, el número de defunciones aumentó en un 28.5%, lo que significa que, en promedio, fallecieron 12 mexicanas por día. A partir de 2006, la situación ha empeorado.

Lo peor del caso es que uno de los factores que intervienen en el incremento de decesos es el pésimo servicio que ofrece el sistema de salud pública. En concreto, el IMSS.

El periodista Héctor de Mauleón publicó un artículo en el que informaba sobre el caso de una mujer que descubrió una protuberancia en el pecho, por lo que acudió de inmediato a una clínica del IMSS, donde no sólo tardaron más de medio año en atenderla, sino que la atención fue inadecuada y los primeros diagnósticos incorrectos.

Según comenta Mauleón en un artículo posterior, a raíz de esa nota su correo electrónico se saturó con mensajes de mujeres que narraban situaciones similares. En varios casos, el IMSS tardó más de ocho meses en realizar las operaciones para extirpar el tumor y las enfermas fallecieron posteriormente.

Quienes no poseen recursos económicos para atenderse en clínicas privadas se ven forzadas a esta larga espera, sabiendo que quizá llegue la muerte en el camino. Qué pena.

Imagen Zacatecas – Elizabeth Sánchez Garay