Nace muerto el SNA

Es verdad que la política está presente en casi todos los actos de la vida del ser humano, entendida la política como la necesidad de dialogar con los demás para llegar a consensos que permitan la toma de decisiones.

Hay política en la casa para que los miembros de la familia acuerden modos de convivencia; en la escuela, para que maestros y alumnos cumplan con el plan de estudios y, desde luego, los gobiernos hacen política para socializar sus acciones.

Pero cuando todas las decisiones se politizan, la vida pública empieza a corromperse.

Y eso está sucediendo en México. La corrupción es infinita y a todos los niveles y las soluciones para la corrupción se politizan y dejan de cumplir su propósito para convertirse en mecanismos “gatopardistas” que proponen que todo cambie, para que todo quede igual.

Así nace el Sistema Nacional Anticorrupción. En muchos Estados no se aprobaron las leyes secundarias; en otros, como es el caso de Zacatecas al ejecutivo se le olvidó promulgarlas en la fecha establecida.

Pero la realidad es que a la clase política y a quienes desde la vida privada se benefician de su asociación con los políticos, no les conviene que el sistema funcione.

Lo lanzaron porque hay elecciones y quieren que los ciudadanos piensen que ahora sí se van a portar bien; que ahora sí, hay mecanismos que evitarán la corrupción.

Lástima, pero el SNA no servirá de nada porque además, los políticos tienen una visión muy estrecha de la corrupción. 

Piensan que corrupción es solo tomar dinero público y echárselo a la bolsa o financiar su vida privada con dinero público.

Pero corrupción también es la ineficacia con la que se actúa, corrupción es dejar que los parientes metan la mano en los asuntos públicos, corrupción es hacer como que se trabaja, corrupción es tomar decisiones que afectan a los ciudadanos y también es corrupción construir infraestructura de pésima calidad.

Y ni eso castiga el SNA. Lástima.

Hasta el lunes.    

Imagen Zacatecas – Luis Enrique Mercado