Los estudios en el extranjero y las ciencias en México

Como cada año desde 2008, este verano fui invitada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) a participar como evaluadora de las solicitudes de beca para realizar estudios de posgrado en el extranjero. Eso me dio la oportunidad de analizar las capacidades académicas y los proyectos de investigación de quienes desean continuar con … Leer más

Como cada año desde 2008, este verano fui invitada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) a participar como evaluadora de las solicitudes de beca para realizar estudios de posgrado en el extranjero. Eso me dio la oportunidad de analizar las capacidades académicas y los proyectos de investigación de quienes desean continuar con sus estudios en otros países.

La experiencia fue muy enriquecedora, ya que a través de estas evaluaciones no sólo se pueden conocer los nuevos horizontes reflexivos en distintos ámbitos de las ciencias, sino también las expectativas de vida de jóvenes que han realizado grandes esfuerzos para proyectar un futuro mejor.

No sé cuántas becas se otorgan en cada convocatoria, pero sería benéfico para el país que el presupuesto asignado permitiese que aquellos que ya han sido aceptados en universidades internacionales, que cuentan con el perfil académico deseable y que tienen claro su proyecto de investigación a desarrollar, fuesen apoyados.

Si bien es cierto que en México hay posgrados de gran calidad, los cuales están acreditados por el CONACyT -y eso les posibilita otorgar becas a su alumnado- considero que estudiar en el extranjero otorga un plus si se sabe aprovechar de manera idónea la estancia en otro país, por diferentes motivos.

En primer lugar porque eso permite, entre otros cosas, conocer otras formas de vida y otras formas de socialización y convivencia. Ello contribuye a incrementar el horizonte cultural, las facultades de adaptación, la capacidad para resolver problemas cotidianos distintos a los vividos con anterioridad y, sobre todo, la tolerancia y el respeto a lo diferente. Es decir, fortalecer algunos aspectos de lo que hoy se conoce como inteligencia emocional.

En segundo lugar porque eso puede evitar el terrible mal de la endogamia académica que inhibe la comparación de los conocimientos propios con los gestados en otras latitudes.

Finalmente, porque, al tomar distancia, se puede forjar una distinta perspectiva de México, ya que no sólo es posible percibir con mayor claridad los males de nuestro país, sino también sus cualidades y potencialidades.
Por todo lo anterior, ojalá que los jóvenes becados sepan aprovechar su estancia académica en el extranjero, con el fin no sólo de prepararse mejor para su desarrollo individual, sino también para contribuir, a su regreso, en la solución de los grandes problemas que aquejan a la Nación.

El impulso, sin exclusión, a todas las áreas ciencias del CONACyT (físico-matemáticas y ciencias de la tierra, biología y química, medicina y ciencias de la salud, humanidades y ciencias de la conducta, sociales, biotecnología y ciencias agropecuarias e ingenierías) es fundamental para superar dañinos rezagos nacionales.

Miembro del Sistema Nacional de Investigadores
 

Imagen Zacatecas – Elizabeth Sánchez Garay




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