La paternidad

Por estos días estuve comentando con algunos amigos sobre la paternidad. De entre ellos algunos están todavía indecisos con respecto al posible crecimiento de sus familias. Se esgrimieron todo tipo de argumentos: Que si el presupuesto familiar ya es demasiado apretado con los integrantes actuales, que si no queda suficiente tiempo en el día para … Leer más

Por estos días estuve comentando con algunos amigos sobre la paternidad. De entre ellos algunos están todavía indecisos con respecto al posible crecimiento de sus familias.

Se esgrimieron todo tipo de argumentos: Que si el presupuesto familiar ya es demasiado apretado con los integrantes actuales, que si no queda suficiente tiempo en el día para brindarles la atención que demandan debido a las múltiples actividades que se desempeñan durante el día, que si sus risas y su ternura llenan de alegría las vidas de los padres… Y a mí se me ocurrió poner sobre la mesa del debate el siguiente comentario: “Tomar la decisión de tener hijos pensando en uno mismo puede ser el más grave error que se puede cometer en ese difícil proceso de discernimiento”.

Seamos honestos: traer hijos al mundo no es para llenarnos de alegría y sacarlos adelante, no es la actividad más placentera. Tener hijos no es como comprar una mascota para regocijarnos cuando nos menea la colita al llegar a casa por la noche.

La paternidad es parte de un ciclo natural de la vida del cual somos colaboradores. Y si bien el ser padre está lleno de momentos gratos y satisfactorios,  estos son apenas unas pequeñas recompensas al gran sacrificio que esta tremenda responsabilidad conlleva.

En efecto. La decisión de convertirse en papá debe de estar basada en un acto de generosidad.

Desde el hecho mismo de que la mujer sufrirá cambios físicos y hormonales que alterarán su actividad normal y su compañero tendrá que privarse de ciertas comodidades para ir en su apoyo: un embarazo que viven los dos; después vendrán las noches sin dormir, el considerable incremento de los gastos hasta que la criatura sepa valerse por sí misma digamos, más o menos, después de 20 años, tiempo durante el cual los padres descienden un peldaño en la jerarquía familiar para impulsar la carrera de desarrollo personal de aquel a quien cooperaron para traer a andar los caminos de este mundo.

No es que ser padre no sea algo maravilloso. Pero la decisión de serlo debe de estar basada en el entendimiento de que se tratará de la cocreación de una vida completamente autónoma.

Imagen Zacatecas – Juan Carlos Ramos León




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