El umbral de la violencia 

Un umbral es la mínima cantidad de señal que debe de existir para que un sistema la registre. Por ejemplo, la mínima cantidad de decibeles que deben existir en un sonido para que éste sea perceptible por el oído. Hay también umbral del dolor, es la intensidad mínima a partir de la cual un estímulo … Leer más

Un umbral es la mínima cantidad de señal que debe de existir para que un sistema la registre. Por ejemplo, la mínima cantidad de decibeles que deben existir en un sonido para que éste sea perceptible por el oído.

Hay también umbral del dolor, es la intensidad mínima a partir de la cual un estímulo se percibe como algo doloroso, pero los umbrales no son estáticos ni permanentes pues el cuerpo y la mente humana se van acostumbrando a ciertos tipos de estímulos que a la larga se consideran normales.

Socialmente también existen los umbrales y son el gran problema de la relación entre sociedad, gobierno y medios de comunicación. Particularmente, en el tema de la violencia que en los últimos meses han arrebatado la escena pública, primeras planas de diarios, notas principales en los noticieros, grandes reportajes en semanarios y, por ende, una atención social impresionante.

El problema de la violencia no es nada nuevo, lo novedoso recae en las nuevas formas de comunicación que tenemos. Esta dificultad se ha convertido en un monstruo de mil cabezas que desgraciadamente va tomando nuevas dimensiones.

El universo de la comunicación pasa ahora por una reconfiguración de los espacios, los emisores, las formas y las transmisiones. El bombardeo mediático es más intenso y frecuente que en épocas pasadas.

Los medios son ahora los grandes dictaminadores de lo normal, lo cotidiano, lo importante y lo noticioso. Y es en este último donde haré hincapié. Los medios son los emisores de las señales que nuestro cerebro registra como parte de lo social, estamos pasando por una era donde lo cotidiano en la televisión y periódicos es ver enfrentamientos y eventos violentos, pero lo peligroso no es la información si no la apropiación de ésta que hace el inconsciente colectivo. 

Esta repetición constante y de la violencia en los espacios públicos es la señal a las cuales el ciudadano ha dejado de prestar atención y asombro, pues han perdido su carácter de únicas, esporádicas e irrepetibles, y se han convertido en situaciones frecuentes y cotidianas. Nuestro umbral ha sido rebasado y es necesario como sociedad y como individuos hacer conciencia que estamos en un momento sumamente complicado.

Evitando caer en reduccionismo de cifras o estadísticas, ni llegar creer que este tipo de situaciones ya no son noticia.

Imagen Zacatecas – Alvaro Octavio Lara Huerta




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