Es momento de hablar de la Universidad Autónoma de Zacatecas, pues los universitarios estamos próximos a iniciar, también, un proceso electoral en el que se habrán de elegir a nuestras nuevas autoridades, tanto personales como colegiadas, y se renovarán los consejos en sus diferentes niveles, las direcciones de las distintas unidades académicas y obviamente al … Leer más
Es momento de hablar de la Universidad Autónoma de Zacatecas, pues los universitarios estamos próximos a iniciar, también, un proceso electoral en el que se habrán de elegir a nuestras nuevas autoridades, tanto personales como colegiadas, y se renovarán los consejos en sus diferentes niveles, las direcciones de las distintas unidades académicas y obviamente al rector y su administración central.
Y ante éste escenario, quisiera aclarar que la opinión expresada aquí no tratará sobre presentar una postura a favor o en contra de ningún aspirante a la rectoría (no por el momento), más bien busca compartir una reflexión en torno a las complicadas condiciones, que considero, está por atravesar nuestra institución frente al contexto de la problemática financiera e institucional en la cual nos encontramos desde hace casi cuatro años y, por el otro lado, sobre las amenazas que pudieran opacar y poner en riesgo nuestro proceso electoral.
Primero que nada, estamos ante un problema en torno a la viabilidad financiera de la universidad y por ende de su pertinencia académica y social, pues lamentablemente ante la limitada y opaca información seria, se ha dado lugar a que los rumores de pasillo, las visiones parciales y las suposiciones se conviertan en el medio que nos permitan vislumbrar, por lo menos, que nada está seguro dentro de la UAZ.
Y segundo, es necesario revalorar la importancia de nuestros procesos electorales, como la vía para una vida institucional democrática, representativa y activa, pues a pesar de lo mucho que se puede decir de los actores externos que buscan atentar contra la universidad, lo cierto es que no todos los enemigos están afuera, hay muchos universitarios que apuestan por la derrota de la UAZ, a cambio de beneficios particulares, políticos y/o económicos. Aceptemos primero esa realidad y hagamos algo para combatirla y evitarla, para entonces poder defendernos de extraños y ajenos.
Hoy la UAZ es vista como un botín y no solo por los grupos políticos al interior de ella, sino por actores políticos que han demostrado en diferentes ocasiones y a través de la manipulación y chantaje de los estudiantes, que por medio de becas, apoyo de vivienda o transporte, han conseguido negociar y lograr una serie de acuerdos políticos al margen y contrarios a la normatividad universitaria.
Esos mismos actores, que hoy suelen aparecer públicamente como mercenarios en la disputa del poder en el PRD, fungen también dentro de la estructura administrativa central y de la Comisión Electoral Universitaria, órgano encargado de realizar y vigilar nuestro proceso electoral.
Sirva estos ejemplos como una llamada de atención para que como universitarios, al margen aún de filias y fobias y antes de cualquier apasionamiento político, asumamos una postura colectiva en defensa de la universidad pública, su autonomía y por el respeto a sus procesos y normatividad universitaria.
Imagen Zacatecas – José Luis Guardado Tiscareño