Casi muerto, el impuesto ecológico

Es altamente probable que el llamado impuesto ecológico esté a punto de pasar a mejor vida. Y no es porque Enrique Peña Nieto prefiera a las grandes empresas sobre los zacatecanos o porque le quiera dar palo a Zacatecas o al gobernador Alejandro Tello.

La razón de fondo está en la Ley de Coordinación Fiscal, con la cual los Estados cedieron sus facultades tributarias a la Federación y no se puede abrir la puerta a que una entidad cree un impuestos, porque el costal se descose y todos los estados querrían impuestos iguales o parecidos al que Zacatecas está tratando de aplicar a las empresas por los daños al medio ambiente.

Si esto es así, podría decir que nadie ganó. Presidencia no le gana a Zacatecas ni Zacatecas le gana la controversia a Presidencia. Simplemente ambos se bajan del ring y no hubo pleito.
Si se quiere, ambos salen con el honor completo.

La dificultad es que a Zacatecas, que ha hecho grandes esfuerzos en este meses por ahorrar y por recaudar más, simplemente no le alcanza para cumplir los compromisos de gasto, en especial los derivados de la nómina de los maestros del sistema educativo estatal.

Habrá que remar contra corriente y la revisión de la Ley de Ingresos que necesariamente debe hacerse exigirá un plan más agresivo de retiro para aligerar el peso de la burocracia estatal; meterse a fondo con los contratos colectivos donde se otorgó todo, léase COBAEZ y sin duda, pedir ayuda a la federación.

Lo cierto es que por esfuerzos no han quedado y si el impuesto ecológico a fin de cuentas no sobrevive habrá que hacer ajustes estructurales para darle al Estado viabilidad financiera.
Es difícil, pero no imposible.

Imagen Zacatecas – Luis Enrique Mercado