Los retablos de Plateros

De unos pocos años a la fecha, se han realizado diversas y complejas acciones encaminadas al rescate y restauración de algunos testimonios, aún existentes en Fresnillo, que son evidencias irrefutables de la herencia arquitectónica, artística, religiosa y cultural, legado de los conquistadores y evangelizadores de la agreste región chichimeca. Sin embargo, estas sorprendentes actividades, producto … Leer más

De unos pocos años a la fecha, se han realizado diversas y complejas acciones encaminadas al rescate y restauración de algunos testimonios, aún existentes en Fresnillo, que son evidencias irrefutables de la herencia arquitectónica, artística, religiosa y cultural, legado de los conquistadores y evangelizadores de la agreste región chichimeca.

Sin embargo, estas sorprendentes actividades, producto de los contados aciertos del gobierno centralista, con relación a este pueblo, han llegado demasiado tarde, pues la mayoría del patrimonio histórico y cultural del pueblo de hecho poco existe; abundan tan solo recuerdos. De los contados aciertos el lector está enterado de ello.

Capturamos uno de esos aciertos. Hace unos días se nos informó que el INAH, delegación Zacatecas,  llevaría a cabo una meticulosa restauración de cientos de los llamados Retablos de Plateros (ex votos).

Sobre el particular, es justo mencionarlo, en tiempos que el Pbro. Gustavo Guijarro se desempeñaba como cura del Santuario de Plateros, se puso en práctica y desarrolló el rescate y restauración de varias decenas de retablos. 

La tarea se encomendó al pintor y escultor fresnillense Gerardo Ortiz. Con la remoción del Pbro. Guijarro, su proyecto de rescate y conservación se suspendió.

El Pbro. citado entre otras cosas, junto con el sacerdote José López Martínez, su antecesor, fueron los principales artífices del rescate no tan solo del santuario, sino del pueblo al promover y realizar, por cierto con infinidad de contratiempos, la Calzada del Peregrino en sus inicios. Proyecto que llevara a su conclusión total el Pbro. Guijarro, integrando la construcción de la Posada del Peregrino y Teatro López Velarde. 

Una parte del ambicioso proyecto de transformación comprendía el rescate del arte sacro así como de los llamados “retablos”, los cuales en gran cantidad se encontraban en todos los rincones de la llamada Casa de Ejercicios. Algunos completamente deteriorados por la acción del tiempo y abandono. Otros presentaban borrosas imágenes de lo que se expresaba por parte del creyente que de esa manera agradecía el milagro recibido.

De las primeras manifestaciones de agradecimiento, y de más antigüedad, es una enorme piedra mineral, la cual se puede observar en el interior de la Casa de Ejercicios a la salida del santuario. De ello una inscripción narra lo ocurrido entre dos hermanos mineros. Se ofrece al Cristo de los Plateros.

Sin embargo y no obstante que el Santuario fue erigido para el culto del Cristo de los Plateros, y que data de finales del siglo XVIII, cuya imagen ocupa el centro del altar principal, incluso una escultura de cantera aparece en la fachada del templo, la imagen más venerada y por ende popular, no tan solo en la región, en el país y fuera de él, es la del Santo Niño de Atocha o de Plateros como también se le conoce.

El culto al Santo Niño, de acuerdo a un antiguo retablo, data de la primera década del siglo XIX. En torno a su presencia y significado se han escrito infinidad de versiones, destacando principalmente leyendas y todo aquello que se entienda como manifestación de fe y de agradecimiento a los milagros o favores que el creyente lo expresa a través de los llamados retablos.

De los ex votos, dirigidos al Santo Niño, podemos decir que son emocionadas y sinceras expresiones que narran con la peculiaridad característica del pueblo mexicano los favores recibidos. Algunos de los retablos son auténticas obras de arte plasmadas en madera, lámina o papel, en las cuales la figura central es la imagen del taumaturgo Santo Niño de Plateros.

Del retablo de más antigüedad que hemos conocido data del año de 1868, del 27 de mayo. Relata en una rustica y modesta acuarela pintada en lámina, un hecho ocurrido en el Real de Mapimi y lo encomienda Pedro Solís en el año de 1872. Otro más tiene la fecha de 1897 ofrecido por Pablo Díaz Valdez de la hacienda de Tetillas del municipio de Rio Grande.

Nos llamó la atención otro de ellos porque lo firma el torero Joselito Huerta. Es una ofrenda al Santo Niño por haberlo salvado de una muerte segura al ser embestido por un astado en la corrida celebrada en la Plaza El Toreo de la Ciudad de México el 30 de noviembre de 1965.

Estos retablos han sido distribuidos en la Casa de Ejercicios y en la sala principal de la Posada del Peregrino. Tapizan por así decirlo, muros y nichos especiales. De las evidencias que hablan del Cristo de los Plateros, se puede ver el estuche de madera y cuero crudo.

El hecho que el INAH decidiera rescatar estas evidencias de fe existentes en Plateros nos indica que finalmente ha decidido rescatar y conservar nuestro patrimonio histórico y cultural. Así sea.

 

Imagen Zacatecas – Redacción