
Juan Francisco Martínez “El Papo”. | Foto: Cortesía.
Hay que respetar la fiesta y respetarse como torero.
FRESNILLO.- Poco más de 85 años debieron transcurrir para que en una plaza de toros de Fresnillo, en este caso el Lienzo Charro “Cuco Herrera” se diera una alternativa.
La historia de la tauromaquia fresnillense registra dos alternativas: la del 17 de marzo de 1940 otorgada por el torero hidalguense Heriberto García a la española Juanita Cruz con toros de San Mateo, y la que concedió el pasado martes 2 de septiembre el michoacano Issac Fonseca al torero local Juan Francisco Martínez Sáenz “El Papo”, casi desconocido en el ámbito nacional.
Siempre es grato ver que un torero se alternative.
El tema es saber cómo.
El Papo tiene 9 años de novillero, desde su debut en la plaza de Atitalaquia. En todos ellos sumó 41 novilladas. Desconozco cuál fue el camino administrativo que debió seguir para que la Asociación Nacional de Matadores de Toros, Novillos, Rejoneadores y Similares hubiera autorizado tal alternativa. Quizá sólo fue tema de cuotas por actuaciones que debieron tenerse para acreditar el requisito del número de novilladas toreadas el año del doctorado o, solamente, una decisión de los directivos… Como fuera, la alternativa es válida.
El Papo tiene mucha afición y los suyos más… originario de Plateros, quiso ser matador y lo ha logrado. Solamente que no ha sido producto de una campaña de triunfos y experiencias, sino una medida ante la imposibilidad de seguir como novillero. Es difícil predecir lo que sucederá en el futuro, pero el presente, tampoco es halagüeño.
Nadie critica el gusto que tiene el Papo por la fiesta de toros; entiendo que en tal sentido, la respeta y busca su grandeza. Ya es matador… ¿Qué sigue ahora?
En primer lugar, borrar la imagen de que la corrida del pasado martes, con un discreto cartel de matadores de a pie (solo Fonseca y el Papo), fue el cumplimiento de un gusto o de un capricho, pero no un rito taurino en toda su solidez.
A la fiesta hay que respetarla y no parcharla. Ser matador no es un tema de tener los recursos económicos para torear algunas tardes, sino la capacidad de sustentar frente a un toro, la aptitud de torearlo, no sólo de burlarlo; de entenderlo, no sólo de aprovechar sus embestidas, y de hacerle ver, en el ruedo, tal cual es por su genética y crianza.
El Papo dista de tener recursos; a merced de los dos toros que lidió, fueron notorias sus carencias. Hay que respetar la fiesta y respetarse como torero. No es sólo tomar una alternativa: es tener la capacidad y la calidad para hacerlo. Sabedores de su afición, creo que en respeto a lo que quiere, Papo deberá guardar en su memoria la tarde de la alternativa y quizá, emprender otras actividades donde no requiera, como en el toro, suficiencias que no tiene. La alternativa no se compra… o más bien, no debe comprarse.