Doña Tomasa apapacha a sus clientes en Jalpa con tamales y atole calientitos

Su jornada de trabajo inicia a las 5:00 de la mañana | Texto y foto: Rocío Ramírez.
Su jornada de trabajo inicia a las 5:00 de la mañana | Texto y foto: Rocío Ramírez.

Doña Tomasa se dedica a vender tamales, rojos, verdes y de chile con queso además de atole

JALPA.- Desde hace 30 años doña Tomasa se dedica a vender un tradicional antojito mexicano, sus ricos tamales y su atole que a todos los comensales les llenan el estómago y el corazón.

Uno de los antojitos predilectos de los mexicanos son los tamales, ya sean de mole rojo, de salsa verde, con carne o queso, de dulce o de rajas, todos son deliciosos.

Pero resultan todavía mejores si, en una mañana fresca, los puedes acompañar con un atole tradicional de maíz blanco, champurrado o avena de la mejor calidad.

Es ahí donde entra doña Tomasa, quien se luce con su sazón en la cocina y con  el trato que le da a la gente, pues, ella pasa sus mañanas vendiendo tamales y atoles a todo aquel que pasa por la calle y gusta de desayunar.

Doña Tomasa nos compartió que comenzó con la venta de tamales y atoles para sacar adelante a sus hijos, primero solo vendiendo con sus vecinos, pero hoy recorre varias calles vendiendo sus deliciosos tamalitos.

Explicó que su jornada de trabajo inicia a las 5 de la mañana, pues a esa hora se levanta, muele el nixtamal para tener la masa con la cual hacer los tamales, hace los mismos y los cuece; mientras se cocinan los tamales, prepara los atoles.

Doña Tomasa solo hace tres atoles muy tradicionales: atole blanco que se hace con maíz cocido; atole de avena con leche; y el tradicional champurrado, que se hace combinando atole blanco con chocolate, piloncillo y canela.

Es así que en punto de las 8 de la mañana, doña Tomasa sale de su casa con una carretilla, donde lleva sus tres termos grandes de atole, y una vaporera de tamales, que son un deleito al solo destaparlos.

Doña Tomasa señala que los tamales que más se venden son los de mole, luego los de salsa verde con carne y finalmente los de chile de tomatillo con queso, en cuanto a los atoles, el champurrado es el que más piden, pero también el atole blanco.

Antes compraba, pero a raíz del incremento en el precio, decidió poner nixtamal. | Foto: Rocío Ramírez.

Ahora hace su propio nixtamal

El atole blanco es por decir una de las especialidades de Doña Tomasa, y es que hay quienes venden atole blanco hecho con masa de nixtamal, y ella lo hace del modo tradicional, con maíz cocido, al que no se le añade cal a diferencia del nixtamal.

También doña Tomasa cuenta que antes compraba la masa para hacer los tamales, pero a raíz del incremento en el precio, decidió hacer su nixtamal y obtener su propia masa, lo que dice fue lo mejor.

Lo anterior porque dice que con 100 pesos de maíz obtiene mucha más masa, que si la comprara, además el sabor es mucho más rico y ello se vio reflejado en sus ventas.

Doña Tomasa dice que antes vendía unos 50 tamales, hoy vende 100 y hasta le hacen falta.

El atole que más le compran es el de champurrado. | Foto: Rocío Ramírez.

Su amor por su trabajo la mantiene activa

Doña Tomasa nos contó que ama su trabajo, y que esto la mantiene activa y feliz, comenta que hace algún tiempo iba a casarse, pero su prometido le dijo que ella ya no iba a trabajar, y ella terminó su relación.

Pues para ella dejar de hacer su trabajo, era quitarle una parte esencial de su vida, y para evitar problemas y mal entendidos cortó por lo sano.

Hoy tres de los hijos de doña Tomasa también siguen su modelo de negocio, en distintas partes de Jalpa.

Aunque eso sí, cada quien, por sus rumbos y sazones, a ella le toca la parte del centro y señala hay días muy buenos, pues en ocasiones para las 9 de la mañana ya no tiene nada.

Doña Tomasa también nos contó que atribuye su buena suerte en la venta de tamales y atole, a un ángel que tiene en el cielo, su hija Eva, quien en vida tuvo una discapacidad y a quien siempre cuidó, hasta que Dios se la quiso llevar.

Dice que desde que ella falleció, ella siente una presencia que siempre la acompaña y que le da buena suerte.

Casi siempre la jornada de trabajo de doña Tomasa es muy rápida y ella siente que es su Eva, que le manda la buena fortuna.

Finalmente, compartió que prácticamente trabaja todos los días, a excepción de si resultara algún imprevisto, de ahí en más, siempre busca estar al pie del cañón para llevarles a sus clientes un alimento rico y calientito.




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