Manzana envenenada

La Virgen de Guadalupe no nos hizo el milagro el pasado 12 de diciembre cuando la clase política mentalizada en los usos y costumbres del pasado régimen votaron en contra de una modificación del artículo 41 de la Constitución de la República que permita reducir al 50% las prerrogativas asignadas a los partidos políticos, los … Leer más

La Virgen de Guadalupe no nos hizo el milagro el pasado 12 de diciembre cuando la clase política mentalizada en los usos y costumbres del pasado régimen votaron en contra de una modificación del artículo 41 de la Constitución de la República que permita reducir al 50% las prerrogativas asignadas a los partidos políticos, los argumentos en contra carecen de solidéz y lo único que revelan es el éxito de la manzana envenenada que se les entregó para su atrofia.

Un viejo dicho mexicano describe el proceso de degeneración que a los individuos les ocasiona el dinero en exceso “padre caballero, hijo con dinero, nieto pordiosero”. Lo mismo se aplica a los actuales partidos políticos cuyas desfiguradas personalidades no se comparan con las que en otros tiempos le dieron brillo a sus respectivas ideologías donde sobresalen los Martínez Verdugo, Heberto Castillo y otros del pasado honroso de la izquierda, los Gómez Morín, Castillo Peraza y otros que hicieron respetable la opción por la derecha ni los Jesús Reyes Heroles, González Pedrero y otros que dieron al PRI el prestigio ahora evaporado.

Entre los efectos destructivos que resienten los partidos es la instalación del móvil perverso en las disputas internas que no es otro que la disponibilidad de secretarias, teléfono, vehículos, gasolina, viáticos, plazas laborales originadas en alianzas internas y liquidez para aplacar calenturas políticas. Los partidos se alejaron a las causas en nombre de las cuales existen, el PRI terminó aceptando pasivamente el abandono de su orientación histórica convertido en instrumento dócil de la tecnocracia que amoldó las instituciones mexicanas al gusto de Washington, al PRD primero lo alejó de los movimientos sociales para terminar siendo parte del Pacto “por México”, nacieron hijos de padre caballero, se convirtieron luego en hijos con dinero y dada su situación actual van que vuelan a ser nietos pordioseros, dándose respiración artificial unos a otros.

Veneno adictivo

Morena se disciplina al liderazgo del presidente pero hay evidencias públicas de que en su seno hay quienes gustosos hubieran votado en contra de su propia iniciativa pero que los frena la encomiable actitud de la base partidista que muestra la conciencia del cambio verdadero al ser inclemente con los que con su conducta traicionan los ideales.

El PRI no necesitó prerrogativas la mayor parte de su existencia, ha sido un mantenido perpetuo y aún lo sigue siendo en los estados y municipios que gobierna, el PAN conquistó la presidencia y siguió por el mismo camino, lo mismo el PRD.

El presidente Zedillo justificó la entrega de la manzana envenenada diciendo que disminuiría la carga para los contribuyentes pero no sucedió así, la dinámica reformista le abrió las puertas de los grandes sueldos a la clase media ilustrada que fue creciendo hasta convertirse en burocracia dorada que consume una mayor parte del presupuesto electoral que la destinada a los partidos, la ilusión de que poniendo a disposición de los partidos los tiempos oficiales en radio y televisión se vio frustrada con la venta de entrevistas, reportajes y “menciones” por debajo del agua afectando al periodismo y a la ciudadanía víctima de la manipulación.

Las prerrogativas no impidieron la entrada de dinero sucio, de narcos y de trasnacionales como Odebrecht, tampoco evitó la institucionalización de saqueo al erario en forma de pago de camiones, vales de gasolina, empleados utilizados como operadores y con los particulares se creó el modus operandi en el que se pactan contratos de obra, comprar, cargos, concesiones de servicios públicos, permisos para bares, cambios de uso del suelo, autorización de fraccionamientos y un largo etcétera.

Propuesta alternativa

Convencido de eliminar la manzana envenenada en las instituciones políticas, en mi paso por la legislatura local propuse una reforma que me convence más que la presentada por Morena y rechazada por el resto de partidos en la que sostengo que en años no electorales se reduzca a cero el financiamiento a partidos, cada partido político debe vivir de las cuotas establecidas en sus respectivos estatutos, cuotas que a la fecha son letra muerta porque los dirigentes no compran “broncas” con sus miembros de base ni con los ocupantes de puestos de elección popular, si eso fuera realidad, podrían disponer de financiamiento para cubrir todas sus obligaciones que la ley impone como son actividades para jóvenes y equidad de género, publicaciones periódicas, y demás, los militantes desarrollarían identidad con un partido al que sostienen y se mantendrían vigilantes del buen uso del dinero, las disputas internas tendrían móviles honorables y la competencia política descansaría más en trayectoria y preparación que en las tretas con dinero.

La corrupción pública nace en el sistema electoral basado en el dinero, el pueblo logrará el cambio.




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