
Foto: Coretesía.
Diez coches, veinte pilotos hasta la Q3 de Sakhir nadie sabrá a ciencia cierta las posibilidades reales de cada monoplaza.
El orden de la parrilla según los test que terminaron el pasado sábado dejaron 3988 vueltas totales. Vueltas rápidas, tandas largas, seis compuestos de neumáticos más algún otro experimental.
Diez coches, veinte pilotos hasta la Q3 de Sakhir nadie sabrá a ciencia cierta las posibilidades reales de cada monoplaza. Pero los registros y las sensaciones a pie de pista sí permiten elaborar un primer ránking sobre la situación actual de todas las escuderías.
A una vuelta, Verstappen lideró jueves y viernes con el C3 (blando de referencia en Bahréin) y Pérez el sábado sin necesidad de montar el C5. En tandas largas, el mexicano asustó aún más con su simulación de carrera del segundo día de pruebas, con calor.
Es una evolución de lo que ya funcionaba muy bien, sin cambios drásticos. Parecen muy superiores, sería una sorpresa que tuvieran demasiada oposición en la lucha por la pole y la victoria.
La velocidad máxima se ha convertido en su nuevo punto fuerte. Parte viene de la unidad de potencia, revisada y mejorada para evitar fallos de fiabilidad (que desbloquean prestaciones), pero también de unas evoluciones aerodinámicas que le restan ‘drag’.
El problema, que por el camino han perdido agarre en las curvas. La degradación de neumáticos en tandas largas no empezó bien, aunque el sábado Sainz hizo un inicio de simulacro fuerte.
A Leclerc se le vio generalmente más incómodo al volante, pero se marchó con un buen tiempo final.
No han sido unos test brillantes y la fiabilidad volvió a ser un problema con la avería de Russell. Aun así, es difícil descartar a la fábrica de Brackley del top-3.
Hamilton se marchó con tiempazos con el C5, pero la vuelta no era ni mucho menos limpia. Qué lejos quedan ya aquellas poles que en el ‘on board’ reflejaban un pilotaje fino y sin correcciones. Este Mercedes ya no es como esos.
Una sorpresa. Bien a una vuelta, con Alonso cerca de Verstappen en las dos primeras jornadas; y todavía mejor en ritmo de carrera a juzgar por la simulación del sábado. Muy fino, sin deslizar en las curvas, se mueve como los mejores.
Coche de domingos. Falta el listón de Stroll, porque los kilómetros de Drugovich aportan poco. Pero es innegable que el monoplaza ha dado un salto cualitativo con respecto a su predecesor, que con todo terminó el 2022 peleando o incluso superando a los Alpine y McLaren.
Esta escudería nunca hace malos coches y siempre les extrae todo su potencial en los fines de semana de carreras. Sus test han sido enormemente discretos y ni siquiera ha habido intentos relevantes de clasificación.
Pero al escuchar a sus ingenieros, reina la tranquilidad y dan por seguro que aspirarán al cuarto puesto en constructores, que es su objetivo para el 2023.
Bottas y Zhou se han dejado ver delante en las tablas de tiempos. Los inviernos de Sauber han sido muy buenos en los años recientes, aunque luego es difícil mantener durante la temporada el ritmo de evoluciones que sí sostienen otros fabricantes.
Curioso enfoque el de la casa norteamericana, que pasa de dos ‘rookies’ como Schumacher y Mazepin a dos veteranos curtidos en mil batallas, Magnussen y Hulkenberg, que por una razón u otra nunca llegaron a explotar.
Entrenamientos poco vistosos y un monoplaza a la espera de mejoras que llegarán a partir del GP de Azerbaiyán. Es fácil pensar en Bakú porque habrá tres semanas de parón desde la carrera anterior (Australia) para fabricar y enviar las piezas.
Andrea Stella, nuevo ‘team principal’, reconoce que el coche no cumple con los objetivos aerodinámicos que se habían marcado.
El equipo júnior pasa por un bache: el coche se aleja del top-10 que integró durante muchas temporadas y el programa de Helmut Marko apenas ofrece pilotos con posibilidades.
Nyck de Vries (28 años) es un prometedor ‘rookie’, campeón de la F2 y la Fórmula E, pero se formó con McLaren y Mercedes y nunca había tenido vinculación con la bebida.
Un bloque demasiado joven, con cambios en la jefatura a final de año y un piloto, Logan Sargeant, sin experiencia en la Fórmula 1. El coche es discreto, aunque ya no se parece en nada al Mercedes W13 que salió rana.
Apuntan a farolillo rojo otra vez, porque la escudería de Alex Albon no tiene los recursos de Haas o Alpha Tauri. El nombramiento de James Vowles como team principal también le puede servir de entrenamiento por si un día Toto Wolff decide dar un paso atrás.