
Foto: Cortesía.
Los atajos curiosos que tiene el futbol le hacen recordar a Larcamón que fue Jaime Lozano quien lo impulsó al futbol mexicano.
MÉXICO.- Una nueva etapa para Nicolás Larcamón empieza en un club importante esta noche, Cruz Azul.
En 2020, llegó la etapa en el Puebla, con grandes resultados, clasificando al equipo hasta en seis liguillas consecutivas, lo que le abrió un panorama provechoso.
Sin embargo, los atajos curiosos que tiene el futbol le hacen recordar a Larcamón que fue Jaime Lozano quien lo impulsó al futbol mexicano, cuando lo encontró en el futbol chileno.
“Jaime Lozano fue con un empresario a Chile para observar a un entrenador. Una noche, mientras estaba en el hotel, se puso a ver el partido entre Antofagasta y Unión Española. Ese día jugamos un partidazo. En ese entonces le dijo a Enrique Nieto, que era un agente, que me viera a mí. Nieto me contacta y me dice que le gustaría llevarme a México”, recordó Larcamón.
Nicolás Larcamón se graduó en la Bombonera de Boca Juniors. Fue auxiliar en Nueva Chicago y eso lo catapultó a que el Deportivo Anzoátegui, de Venezuela, le diera su primera oportunidad de dirigir un banquillo.
A los 31 años tuvo la buena madera para asumir la presión como hoy la puede tener en Cruz Azul.
En aquel entonces, el presidente del Deportivo Anzoátegui era Carlos Silva, expelotero de Grandes Ligas, que conformó un plantel competitivo para que Larcamón llegara en su primer torneo a la final y los regresara a la Copa Sudamericana tras varios años de ausencia.
“Recuerdo mi primer contacto con él. Me explicó el proyecto y me pude dar cuenta que era un tipo bastante intenso, que vive el futbol de una manera increíble. Los trabajos que traía eran muy actualizados para lo que era nuestro futbol en ese momento en Venezuela. Un semestre anterior me tocó enfrentar a Anzoátegui, era muy difícil ganarles, tipos muy intensos. La primera semana que trabajé con él, entendí porque eran tan así”, señala Leonardo Falcón, uno de sus defensas.
Larcamón era joven, pero con muchas ganas de crecer y con una gran facilidad para explotar lo mejor de sus jugadores. Muchos de ellos tenían la misma edad que él, tipos experimentados como Falcón, Charlis Ortiz y Alexander Rondón que se ganaron su respeto por la confianza que les daba, incluso llegando a competencias internacionales en medio de un país que se convulsionaba.
“Aquellos tiempos en Venezuela coincidieron con el estallido social de 2017, que hacían aún más difícil llevar a cabo una planificación. Recuerdo que teníamos que ir a Buenos Aires contra Huracán, por la Copa Sudamericana”.
Era invierno y los futbolistas no tenían abrigos que mitigaran las bajas temperaturas, pero aun así tenían la motivación de competir, expresó Larcamón de esa aventura que calificó como “18 meses maravillosos” en un texto que publicó en el portal Coaches’ Voice, en octubre de 2022.
Falcón lo recuerda como un tipo con agallas que cada entrenamiento lo sentía como un partido en el que se debía dar todo. “Su mayor virtud era la intensidad. Nos acostumbró a correr, hasta el portero estaba activo, potenció a muchos jugadores que después fueron a mejores clubes. Larcamón te hace creer en ti. En los partidos, nos decía: ‘Hay que estar con cara de perro, con los ojos que se nos van a salir’”.
Durante dos años disfrutó de ver las playas de Venezuela desde su balcón. Los problemas económicos y las deudas que el equipo empezaba a tener orillaron a Larcamón a salir a Deportes Antofagasta, en Chile, pero la huella quedó marcada para una generación de futbolistas que disfrutaron ser dirigidos por el argentino.