Origen de la compañía Proaño de Luz, S. A.

La compañía Proaño de Luz, en las primeras décadas del siglo XX, generaba energía eléctrica para sus instalaciones; además, proporcionaba gratuitamente el fluido para iluminar varios sectores de la población, entre ellos jardines, oficinas públicas, templos y los habitantes demandaban el servicio eléctrico para sus viviendas y comercios. Evidencias testimoniales recientemente rescatadas y que fueron … Leer más

La compañía Proaño de Luz, en las primeras décadas del siglo XX, generaba energía eléctrica para sus instalaciones; además, proporcionaba gratuitamente el fluido para iluminar varios sectores de la población, entre ellos jardines, oficinas públicas, templos y los habitantes demandaban el servicio eléctrico para sus viviendas y comercios.

Evidencias testimoniales recientemente rescatadas y que fueron parte de los archivos de la compañía minera, hacen una clara descripción de todo tipo de gestiones y convenios que surgían por cualquier sector que demandaban el servicio eléctrico.

En varios casos se atendieron algunas peticiones, sin embargo la demanda era cada vez más numerosa y constante.

Para dar respuesta a los requerimientos, aparecieron ciudadanos emprendedores que se dieron a la tarea de adquirir con sus propios medios los equipos necesarios para generar energía eléctrica.

Los noveles empresarios tendían la postería y cables conductores, inclusive se hacían cargo de las instalaciones domiciliarias.

A cambio del servicio se aplicaban cuotas que variaban según el número de lámparas y contactos contratados.

De aquellos emprendedores destacan Gregorio Muñoz Delgado, Pompeyo Hernández y Alberto Stephano Cotone.

Sus generadores se instalaron en lugares como en las ruinas del extemplo de La Concepción, rinconada de las callecitas Primero de Mayo y Laberinto, así como en el callejón del Tropezón.

Fue tal la demanda de la población de tener fluido eléctrico que obligó tanto a los empresarios como a directivos de la The Fresnillo Company, incluyendo a comerciantes, a constituir asociaciones para crear compañías dedicadas únicamente a la generación y distribución de la electricidad en toda la ciudad; así nacieron varias que en su tiempo y hasta la llegada de la CFE a El Mineral atendieron a los demandantes.

Una de estas empresas se llamó Compañía Proaño de Luz, S. A., nació formalmente el 2 de enero de 1946 ante notario público.

El contrato como sociedad anónima consta de 11 páginas con vigencia de 50 años (venció el primero de enero de 1996),

Los representantes que comparecieron ante notario público fueron Carlos Castillo, como apoderado legal de la empresa en México, el ingeniero Arturo C. Fernández, jefe de seguridad de la Unidad Fresnillo; Luis Villaseñor, representante de la empresa, Rafael Martínez, apoderado legal de la Empresa Fresnillo y Ramiro Martínez; todos ellos directivos de la empresa The Fresnillo Company.

Por su parte, J. H. Ashley es designado como presidente de la sociedad y primer consejero; Arturo C. Fernández como segundo consejero; tercer consejero y secretario, Carlos Castillo; además, Rafael N. Martínez como comisario propietario y comisario suplente, Luis Villaseñor Sohlé.

Esta compañía por infinidad de problemas financieros y técnicos obliga la intervención de la Dirección General de Electricidad. La cual mediante oficio número 35-III-004829, del 21 de junio de 1952, autoriza a la Compañía Proaño de Luz, S. A. para que traspase la concesión de la que es titular a la Compañía de Luz y Fuerza de Fresnillo, S. A.

El 27 de junio del mismo año se conoce una misiva  de la Compañía de Luz y Fuerza de Fresnillo, S. A. firmada por Manuel Gutiérrez Galán, solicitando una prórroga por seis meses para efectuar el traspaso de la concesión otorgada a la compañía Proaño de Luz, A. C. a la compañía de Luz y Fuerza de Fresnillo, S. A.

En otra carta del gerente de Proaño de Luz, S. A.  a la compañía Luz y Fuerza de Fresnillo, S. A., con domicilio en Jardín Madero número 19 altos, le comunica la aceptación de la prórroga para efectuar el traspaso de la concesión otorgada a favor de la empresa para la generación, distribución y venta de energía eléctrica a la ciudad.

La pésima administración e infinidad de abusos y deficiencias técnicas  llevó al cierre definitivo a esta compañía. Es cuando  la CFE aparece en escena.

Los generadores de energía eléctrica de esta compañía eran propiedad de la empresa minera, durante años el público les conocía cuando transitaba por la calle Hidalgo frente al hospital de la compañía y en terrenos de la Hacienda Proaño.

Su recorrido comprendía desde la Estación Fresnillo, cruzando terrenos donde en la actualidad es el trazo de la Calzada Proaño, paralela a Los Jales y campo de Golf, para continuar por La Calera, campos de béisbol Mineros y Pingüinos, enseguida por el costado sur del Club deportivo Nacional-angosto callejón- hasta llegar al interior de la hacienda cruzando la calle Hidalgo.

El sector de referencia en el presente ofrece una imagen urbana totalmente diferente.




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