Refréscate en el campo
En Jalpa puedes encontrar la tranquilidad que la ciudad te roba.
JALPA.- Si está cansado de los coches, los celulares y de su empleo, piense en salir un momento de la ciudad, a visitar a la familia y vivir la vida en el campo un rato.
Aunque, muchas veces, las personas dicen que la vida en las ciudades es muy entretenida porque hay muchas cosas, como tiendas, servicios, internet, etcétera; la vida campirana ofrece sencillez y tranquilidad.
En el campo no se tiene que preocupar de poner la alarma para despertar y si se le olvida no hay problema, pues el canto del gallo, lo ayuda a levantarse puntualmente.
Mientras que las amas de casa, desde muy temprano, empiezan su trabajo del día a día, una de las más importantes es preparar tortillas.
Por lo anterior, rápido se enjuaga el nixtamal y ahora, aunque no en todas las casas lo tienen, hacen la masa en un molino eléctrico.
Esto para tener unas tortillitas hechas a mano, pero más fácil.
El trabajo del día a día
Luego del almuerzo, continúan lavando la ropa, ordeñando la vaca, todo rápido, porque se va el sol; entre tanto trabajo, a la gente se le pasa el tiempo volando.
En la temporada de lluvias, los hombres hacen su trabajo en el campo; se van a arar la tierra, para sembrar sus milpas y esperar el tiempo para sembrar y cocer elotes, hacer esquites y disfrutar unos ricos tamales.
El tiempo también vuela en el campo, pues luego de la siembra, se levanta la cosecha, tumban la milpa, piscan su maíz para ponerlo a secar y luego desgranarlo.
La vida de campo es de mucho trabajo, de sol a sol, pero siempre tienen formas de divertirse y pasarla bien. Por ejemplo, aprovechan la leche para hacer cuajada y luego unas ricas gorditas de horno.
Esas gorditas es donde se reciclan latas de sardina, las que se usan como moldes.
En cuestión de minutos, las primeras tandas salen y, por varios días, la gente disfruta de estas delicias.
Más y más comida
También en el campo se disfruta la vida, se come rico, huevos bien frescos, caldo de pollo que sabe a gloria, en los cumpleaños se festejan con mole de pollo y arroz rojo, eso sí con agua de horchata, limón o un refresco.
En días de descanso como el sábado o el domingo, no cae mal salir a mirar los paisajes del campo, irse a pasear al cerro, al río, al arroyo o a pescar al bordo, no faltan lugares y todos están preciosos.
Así es la vida del campo, rápida porque trabajo siempre hay, pero bella, porque hay mucho que disfrutar.