Cimbra la tierra una serpiente fresnillense

FRESNILLO.- No cabe duda que el Cerro de Valdecañas es un lugar que desborda belleza natural y que guarda una de las principales leyendas de El Mineral.

Ubicada a unos 20 minutos de la cabecera en dirección hacia Valparaíso y aunque hoy en día es propiedad privada de una empresa minera.

Sin embargo, mucha banda se sigue adentrando entre sus laderas y sus riscos para disfrutar de paisajes inigualables.

Además existe un punto en donde en tiempo de lluvias se genera una pequeña cascada que llena a su vez unos estanques, donde la gente la pasa chido.

Aunque para llegar a ese punto se tiene que subir durante una hora entre un sinuoso camino.

La subida está empinada, por lo que mucha gente requiere buena condición física y algo de maña para subir entre los riscos y rocas que tanto abundan.

La leyenda de la serpiente petrificada

Esta historia cuenta que en la antigüedad la población de Fresnillo sería acabada por una enorme serpiente que se decía venía desde el mar.

Lo anterior, hacía que los fenómenos naturales, como trombas o tornados, que azotaban la región las asociaban a ese reptil.

Para acabar con esta víbora, se decía, que se le hacía un llamado a la mujer más vieja para que llevara un cuchillo o unas tijeras para cortar a la serpiente.

Sin embargo, finalmente un sacerdote y un niño fueron quienes le hicieron frente al enorme animal.

El padre y el chamaco se fueron hasta lo que hoy se conoce como sierra de Valdecañas para impedir que avanzara más la serpiente hacia Fresnillo.

En este encuentro se dice que los dos fresnillícolas, que acudieron a detenerla, se enfrentaron a unos estruendos y adversidades de todo tipo; pero, la vencieron.

La víbora se quedó convertida en montes serranos, aunque ahí no acabo todo, pues la leyenda trascendió el tiempo y no hay fecha de cuando se sitúa en el tiempo.

A pesar de lo anterior, en 1993 se supo que la serpiente petrificada quiso despertar y causó movimientos de tierra cerca del tiro de Mina Buenos Aires en la colonia Esparza, en el centro de Fresnillo.

La prueba tangible de esta leyenda es la víbora petrificada, la cual está al poniente de la Sierra de Valdecañas y se puede observar desde la salida hacia Valparaíso.