J. Eduardo Cortés Escobedo es un joven empresario que desde temprana hora sale a ofrecer en su triciclo agua de pulpa de coco y tejuino, bebidas tradicionales y que no muchos pueden elaborar.
FRESNILLO.- J. Eduardo Cortés Escobedo es un joven empresario que desde temprana hora sale a ofrecer en su triciclo agua de pulpa de coco y tejuino, bebidas tradicionales y que no muchos pueden elaborar.
Desde los 10 años, Eduardo inició en el comercio, actividad que realiza su familia y de la que aseguró. a sus 23 años, se siente orgulloso de seguir.
Elabora la bebida tradicional con la receta de su abuelo.
Hacer tejuino no es nada fácil, pues debe estar fresco, por ello el fresnillense lo elabora diariamente y empieza a las 9 de la noche y termina a la 1 de la mañana.
Esta bebida tradicional está hecha a base de maíz y piloncillo; además se toma con limón, sal y chile piquín al gusto o sin agregarle nada.
El tejuino es de sabor agridulce y con un grado bajo de alcohol, o sin él, así que lo puede disfrutar chicos y grandes.
Su mayor satisfacción es que la gente regrese por más.
El que madruga…
Salgo desde temprana hora para vender; pero primero uno se despierta a las 5 de la mañana para terminar las preparaciones de las bebidas.
Por ello, terminó a las 6 de la tarde, casi mi ruta siempre es desde la Enrique Estrada hasta el Jardín de la Madre”, platicó Eduardo.
La refrescante bebida puede acompañarse con sal y chilito.
Reconoció que no es sencillo mantenerse en este oficio, sobre todo vendiendo bebidas que se toman frías, pues en temporada invernal caen las ventas considerablemente.
Aunque en tiempos de calor, los fresnillenses buscan el tradicional triciclo de Eduardo, quien está tan seguro de que su producto que en su herramienta de trabajo dice: “si no le gusta, no me paga.”
Todos los días se desvela haciendo la bebida desde las 9 de la noche a la 1 de la madrugada.
Le apuesta a lo tradicional
El comerciante sabe que su tejuino es el mejor porque viene de la receta tradicional de su abuelo Antonio Cortés Moreno.
Don Toño inició vendiendo caña dulce, años más tarde cambió esta actividad por la elaboración y venta de la tradicional bebida, que endulza hasta el más amargado.
Luego agregó en su venta de tejuino, el agua de pulpa de coco, bebida que recientemente se ha hecho popular en tierras zacatecanas y que a todo mundo encanta.
El tejuino está hecho con maíz y con piloncillo, lo que le da su sabor agridulce.
Desde entonces Eduardo sabe hacer las mejores bebidas refrescantes y asegura que “se tienen ventajas de este negocio, como los horarios y que soy mi propio jefe”.
Pero lo más importante que se tiene son los clientes, quienes nos brindan su preferencia, lo que los hace especiales; aunque tengan gustos muy específicos”, dijo.
Eduardo se siente orgulloso de su oficio, pues además de que le permite llevar unos pesitos a su casa, siente que sigue una tradición para que los jóvenes no olviden sus raíces.
Y aunque hay sus bajas en el negocio, lo que le gusta es que en Fresnillo tenga su tradicional tejuino de aquí hasta que sus fuerzas se lo permitan.
Está tan seguro de su bebida que “si no le gusta, no paga”.
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