Martha demuestra que una ama de casa es capaz de todo

La fresnillense empezó limpiando casas ahora es su propia jefe. Fotos: Ángel Martínez.
La fresnillense empezó limpiando casas ahora es su propia jefe. Fotos: Ángel Martínez.

Martha Galaviz se dedicó varios años a la limpieza de casas, pero ahora tiene su puesto de frutas y verduras.

FRESNILLO.- Luego de dedicarse tantos años a la limpieza de casas, Martha Galaviz Carrillo se armó de valor para ser su propia jefa y puso su changarro de frutas y verduras.

Luego de cuidar viviendas ajenas, la fresnillense sabe de las necesidades de las amas de casas y por ello tiene todo para realizar desde el más sencillo coctel de frutas hasta una buena sopita.

En su changarro tiene todo lo necesario para la comedera, de eso ella sabe

Comparando ambas actividades, Martha asegura que a pesar de que es cansado el comercio, lo es mucho más el ser ama de casa, pues va desde barrer y trapear, hasta cocinar y lavar la ropa.

De esta manera, la comerciante quiere consentir a las reinas del hogar y tiene todo de la mejor calidad sin descuidar el buen precio, esto a pesar de la pandemia del coronavirus.

Lo más “difícil” es poner los toldos, pero dice que es más trabajo y esfuerzo cuidar una casa.

La contingencia le ha pegado a los changarros con tubo y con ello el bolsillo de la gente. Por ello, Martha se pone de modo y trata de mantener sus económicos precios.

Los mejores aguacates de la región para un buen guacamole.

La mejor educación es con el ejemplo

Martha asegura que “lo más pesado” al momento de colocar su puesto es poner los toldos.

Sin embargo, ese pequeño gran esfuerzo, nada tiene que ver con el cansancio de cuidar una casa desde los pisos hasta el estómago de sus habitantes.

Por lo anterior, Martha está contenta de ser comerciante, pese a que actualmente se enfrenta una situación difícil, pues las ventas bajaron un montó; pero, no sus ganas de salir adelante.

 

La fresnillense inicia la chamba de lunes a sábado, desde las 7:00 de la mañana y termina a las 8:00 de la noche, tiempo en el que ofrece todo lo básico para la comedera.

A pesar de la contingencia, procura mantener los precios de sus productos para no golpear el bolsillo de sus clientes.

Desde tomate, cebolla, chile, papa, plátanos, papaya y aguacates es lo que se lleva las amas de casa y Martha lo ofrece con una sonrisa, pues el trato amable a veces aliviana a corazones tristes.

De esta manera, la fresnillense aseguró sentirse contenta y orgullosa de ser comerciante, “porque es un trabajo honrado que me permite tener un sustento para mi familia”.

Son tiempos de vacas flacas, aunque ella le pone actitud.



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