Lorenzo sella las tumbas con sus lápidas bien perronas

El fresnillense no le teme a ningún encargo por muy difícil que sea. Fotos: Ángel Martínez.
El fresnillense no le teme a ningún encargo por muy difícil que sea. Fotos: Ángel Martínez.

Por más de 20 años, el fresnillense se ha dedicado a la creación de lápidas.

FRESNILLO.- Sin importar si llueve o hace un calorón del demonio, don Lorenzo Sosa Hernández no les queda mal a sus clientes, quienes piden una lápida chula de bonita para su familiar que se les adelantó.

Por más de 20 años, el fresnillense se ha dedicado a la creación de lápidas, oficio que orgullosamente inició como chalán y desde hace 3 años ya es su propio jefe.

Don Lorenzo no raja en hacer cualquier tipo de lápidas que van desde lo más sencillo, como una cruz, hasta más complicado como un ángel o las llamadas capillas con sombra.

Lo más ‘complicado’ de su trabajo es llevar las lápidas a los cementerios, pues están bien pesadas.

El comerciante asegura que este oficio no es para desesperados, pues requiere mucha paciencia, pues entre la creación de una lápida, el secado y otros procesos, como el pulido, se puede tardar cerca de una semana.

Dependiendo del diseño y el material, que va desde el granito, el cemento blanco y el mármol, va el precio de la pieza y el tiempo que se tardará.

Comenzó como chalán en el negocio, pero desde hace 3 años es su propio jefe.

Eso sí, a don Lorenzo le gusta el trabajo bien hecho, así que la espera vale mucho la pena, pues las piezas les quedan bien perronas y así logra tener un cliente contento.

Para tener sus pedidos al día, el comerciante inicia la chamba a las 7:00 de la mañana y a pesar de las inclemencias del clima, termina sus actividades a las 5:00 de la tarde.

Los cementerios, su segundo lugar de trabajo

Don Lorenzo aseguró que se siente orgulloso de dedicarse a este oficio, pues le brinda el último adiós a los seres queridos de las personas, quienes están afligidas por una pérdida.

Además, presume su actividad debido a que no cualquiera le atora a ensuciarse las manos con cemento blanco; aunque, eso a él no le preocupa, pues desde muy morro lo hace con gusto.

Su local está en la Estación San José, donde es muy popular por su trabajo bien hecho.

Actualmente, don Lorenzo brinda sus servicios a las personas provenientes de diversas comunidades cercanas a Estación San José, donde tiene su espacio de trabajo.

Asimismo, no le teme a los pedidos; sin embargo, es un problema andar cargando las lápidas hasta los cementerios debido a que las piezas son muy pesadas.

Tiene más de 20 años en este oficio que aprendió de chamaco.

Don Lorenzo comentó que los clientes son su mejor recomendación debido a que las capillas con sombra le quedan tan chulas, que las personas agradecen su esfuerzo.

Para finalizar, el fresnillense le echa ganas a la vida y le da trabajo a otras personas; aunque, espera que, con un poco de más chambita, se haga de un vehículo para mover las lápidas más rápido y lejos.

No teme ensuciarse las manos con cemento blanco.



Más noticias


Contenido Patrocinado