
Francisco y Marisela venden rica y fresca fruta para el calor. | Fotos: Rocío Ramírez.
La pareja ya tiene 28 años dedicándose a esto.
JALPA.- El tiempo de calor azota fuertemente a Jalpa, donde parece ser que las personas se derriten por las altas temperaturas; sin embargo, Francisco Aguilar y Marisela Trejo refrescan a la población con su fruta picada, lista para comer.
Con la llegada del semáforo amarillo, la población comienza a salir un pco más; incluso ya se atreve a comer antojitos en la calle, como las ricas frutas con limón y sal que se venden por ahí.
Si visita la Plaza Aréchiga, se encontrará a Francisco y a Marisela haciendo su trabajo de día a día, vendiendo frutas y otros antojitos, como raspados, churritos y algodones de azúcar.
Desde 1950, don Pancho y doña Chayo, padres de Francisco, se dedicaron a esto mismo; el jalpense siguió la tradición, pues ya tiene 28 años dedicándose al negocio de la fruta.
Hoy en día se ubica en la esquina oeste de la Plaza Aréchiga, ahí; Francisco junto a su esposa Marisela, ofrecen a los jalpenses y visitantes, sus refrescantes frutas picadas, como mango, piña, o sandía.
En su pequeño puesto, también ofrecen botanas, como churritos o papitas con salsa; cocos y su agua, también raspados de distintos sabores, como tamarindo, piña, limón, vainilla y otros.
Tal como nos dice Francisco, lo que más se vende son las frutas, a la población le encanta el mango, la sandía, la piña y las frutas más frescas, las que se acompañan con chile en polvo y limón.
Según nos comenta, cuando tienen mejores ventas es durante los meses de diciembre y mayo; el primero por la Feria Regional y en el segundo, por ser la temporada de pitayas.
Como uno pudiera imaginarlo ya, la pandemia ha pegado muy fuerte a su economía, pues el virus afectó sus ventas, además, en 2020 tuvieron que dejar de vender y volvieron apenas en noviembre pasado.
Además de frutas, raspados y botanas, Francisco y Marisela también venden algodones de azúcar, y hasta los llevan a fiestas; aunque con la pandemia esto ha disminuido, porque no hay festejos como en otros años.
La pandemia no detuvo a esta pareja, pues Francisco y Marisela salieron adelante vendiendo cubrebocas que, aún venden, aunque dicen que su venta ha disminuido bastante.
Esto porque la competencia está muy reñida y tanto Francisco como Marisela, agradecieron mucho a la gente que los prefirió y gracias a eso sacaron adelante a sus tres hijos, que son el motor que los mueve.
Así es que ambos siguen saliendo día a día para continuar en su oficio a pesar de las dificultades; salen adelante con una sonrisa y dando un vasito de frutas muy frescas.