El virus ahoga la pólvora en honor a San Juanito
La cancelación en este año de las fiestas de Bracho suman cuatro en total de toda la historia de estos eventos.
ZACATECAS.- Sangre, sudor y fe son los elementos que mueven a multitudes durante los festejos de San Juan Bautista, quien bendice a los participantes que este año enfrentarán una gran prueba.
Año con año se celebra al santo patrono representando las batallas de moros contra cristianos, en las que participan más de 17 mil personas, que con garra se enfrenta a todos los obstáculos.
Sin embargo, previo a la gran fiesta en agosto, en esta ocasión la puesta en escena celebrada en Lomas de Bracho se suspendió por primera vez en 21 años.
Normalmente, en estas fechas las cofradías que participaban en las morismas y representaciones de las batallas empezaban con ensayo y desfiles por las principales calles de la ciudad.
Se suspende la fiesta; pero no la fe
Ahora el mayor reto es para los fieles a San Juan Bautista, quienes no podrán demostrar su fe a través del sacrificio de los ensayos.
Ni tampoco sudarán la gota gorda cuando van y vienen del cerro de San Martín o cuando recorren las calles del Centro Histórico de Zacatecas en el tradicional desfile.
El coronavirus los ha puesto a prueba, pues en años anteriores sin importar las condiciones del clima, ya sea bajo el sol o la lluvia, los feligreses no dejaban de tronar la pólvora.
Ya no se podrá ver ese blanco, azul y rojo que inundan Lomas de Bracho en forma de una cruz para la batalla final, en la cual el que se raje es nena y eso no es válido.
El retumbar de los tambores se ahogó, los disparos de rifles y el olor a pólvora se lo ha tragado un virus mortal que quiere silenciar a los feligreses.
Rajarse no es opción
Ahora es momento de que la sangre y el sudor se transformen en oraciones, flores y veladoras a San Juanito, porque él será el que consuele a sus creyentes si algo sale mal.
Los zacatecanos siempre se han caracterizado en sacar la casta en tiempos difíciles y en esta ocasión no va hacer la excepción.
De esta manera, los sacerdotes de los templos piden que no se olviden de su fe, a la que hay que aferrarse, porque si se hunde el barco no será por no creer en un milagro.
Así que no festejar a San Juanito no es opción, así que saca el rosario, híncate, aprende el Padre Nuestro y regálale flores, porque olvidarse de la fe es olvidarse a uno mismo.