Dulzura y amor por la vida a través de Chely

Aracely Ortega, se gana la vida vendiendo helados.
Aracely Ortega, se gana la vida vendiendo helados.

En promedio llega a vender hasta 100 helados, sobre todo los fines de semana y son más los turistas quienes se los compran.

ZACATECAS.- Todos los días, de 11 de la mañana a 5 de la tarde, en la plazuela de La Caja, a un costado del Portal de Rosales, de entre el sonido de los vehículos y el andar de los peatones sobresale una voz alegre que ofrece helados para refrescar el día; es la de Aracely Ortega Robles de 46 años de edad.

La señora, ha sacado adelante a tres de sus cuatro hijos, vendiendo diariamente los helados El Nilo, Aracely recuerda que tenía 23 años cuando le dieron la oportunidad de participar en este negocio muy tradicional de Zacatecas, los cuales son famosos por la forma de sus nieves envueltas a la vieja usanza en un pedazo de grueso papel.

Tras varios años en el oficio, Chely, como la llaman sus amigos y familiares, dejó la dulzura de las nieves y las cambió por las escobas y los recogedores al trabajar por un largo periodo como intendente en las instalaciones del Servicio Nacional del Empleo.

Fue esta una etapa de aprendizaje y de crecimiento personal, donde doña Chely tenía la responsabilidad de sacar adelante a sus hijos, educándolos y enseñándoles los valores para ser personas de bien.

Pero bien dice el dicho “uno siempre vuelve a los viejos sitios donde amó la vida”, y tal fue el caso de doña Chely quien regresó al negocio de vender los helados que durante mucho tiempo fueron el sustento de su familia.

Desde febrero, la señora Aracely retomó está actividad que realiza de principio a fin, ya que llena los contenedores con las nieves para después, con sus propias manos, los transporta a lo largo de varias calles del Centro Histórico para su venta.

“A las 11:30 me voy por mi hija al kinder que está por Milano, me llevó el carro y sirve que en el camino voy vendiendo y ahí mismo afuera de la escuela, luego me regreso aquí a la plazuela donde estoy hasta las 4:30 para a las cinco entregar”, comentó doña Chely.

Agregó que ella disfruta su trabajo, le gusta atender a la gente y ver que se llevan un buen sabor de boca, con el aroma de la tan característica vainilla que distingue a esos helados que han sido los favoritos durante generaciones.

Como garantía, Aracely ofrece el mejor trato, al saludarla se siente su vibra positiva, que arranca la sonrisas de su clientes los cuales son muy variados, pues tiene tanto locales, nacionales y extranjeros.

Comentó que en promedio, en un buen día, llega a vender hasta 100 helados, sobre todo los fines de semana y son más los turistas quienes se los compran; en temporada alta la cifra promedio se duplica, platicó.

“Me satisface todo lo de mi trabajo, el atender a la gente”, enfatizó Chely, quien también es abuela de sus nueve nietos que le dan todo el amor.

Es así como Aracely Ortega, se gana la vida con el sudor de su frente, vendiendo helados y haciendo felices a decenas de paladares que enloquecen al instante que tienen contacto con la nieve.




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