Don Óscar, un hombre que ama la tierra y el trabajo de campo

Desde los 16 años, Óscar se dedica a plantar sus milpas y frijoles. | Fotos: Rocío Ramírez.
Desde los 16 años, Óscar se dedica a plantar sus milpas y frijoles. | Fotos: Rocío Ramírez.

Don Óscar ha pasado toda su vida dedicándose al campo.

JALPA. – Amar la tierra y vivir de su nobleza es uno de los placeres que hay en la vida, don Oscar Serna, así lo demuestra y ha dedicado su vida a la siembra de granos básicos, como el maíz y el frijol.

Desde muy joven, a los 16 años empezó a trabajar en el campo, pero desde más pequeño ya le ayudaba a su papá a sembrar, siempre supo que el campo era lo suyo, esa emoción de esperar una buena cosecha.

En las cabañuelas caen las primeras lluvias del año, y a partir de ahí sabe cómo estará el resto del año. Si en las cabañuelas llovía mucho, auguraban un buen temporal para “las aguas”.

Las lluvias de junio son muy importantes para sus milpas.

Las lluvias deben iniciar en junio, y hay que prepararse, empezar a ver qué semilla es la que se va a utilizar.

Antes todo lo que sembraba era el maíz criollo, pero ahora hay muchos de tipos de maíces; en la buena cosecha influye la dedicación y constancia que uno dedique a la siembra.

Cuando se dan las primeras lluvias constantes, es hora de sembrar en unos barbechos con tractor y en otros con burros y arado, además, hay que esperar unos días a que nazca la milpa.

Luego a ponerle su respectivo fertilizante, las tierras también se cansan, pero como es casi imposible, lo mejor es ponerle fertilizante, de preferencia y si se puede, estiércol de res o de borregas, pues es el que dura más tiempo.

Una vez se siembra y nace la milpa, hay que estar al pendiente de ella, ponerle agua cuando le haga falta y quitarle las malas hierbas, que son aprovechadas para darle de comer a los puercos, las gallinas o las vacas.

Desde que era muy pequeño ayudaba en el campo, de ahí su amor por la tierra.

Si no hay nada de eso, pues quitarle la raíz y dejar que se desintegre, otras veces, esas mismas hierbas sirven para comer uno, dice Don Oscar, por ejemplo, los quelites o las verdolagas son una delicia.

Las delicias que le da la tierra

Las verdolagas, aunque sea crudas para ensalada con jitomate, cebolla y chile, otras veces en un rico mole de espinazo se vuelven una combinación perfecta.

Los quelites, son muy ricos cuando los fríen con cebolla y chile, ya ni digamos cuando hay elotes, y se pueden comer tiernitos con mayonesa, chile y queso, mientras estén tiernos también se puede hacer pan de elote, esquites.

Cuando los elotes comienzan a ser mazorcas, también se puede comer las riquísimas tacazotas o tacachotas, que señala son sus favoritas, y son una especie de gorditos dulces hechas con maíz duro molido, al que ponen canela y azúcar.

El proceso de su trabajo

Pasado ese tiempo hay que tumbar la milpa, y esperar que las mazorcas tengan fuerza para pizcar, hace años, se quitaba primero la espiga y se dejaba el rastrojo, ahora se tumba la caña completa, y se pizca ahí.

Produce maíz para el consumo de su familia.

Una vez que se tiene el maíz se pone a secar al sol hasta que llegue el tiempo de desgranar, que es cuando la mazorca ya está seca y no se siente dura y el maíz sale solito.

Se puede usar una olotera, es como su nombre lo indica una estructura llena de olotes en la que se refriegan las mazorcas para que suelte los granos de maíz.

Una vez que está todo el maíz desgranado lo guardan en tambos o una habitación cerrada y se le pone curador para maíz, esto evita que se pique y aumenta su durabilidad.

Finalmente, la milpa se puede moler para dar a los animales como forraje, o dejarlo ahí en el potrero y meter ahí los animales.

Toda una vida en el campo

Para don Oscar, el cultivo del maíz es su trabajo favorito, ni se cansa, pues explicó que hace muchos años producía guayabas, pero la helada de 1997, acabó con sus plantíos.

Para la buena cosecha se necesita de agua y a lo largo de su vida ha dedicado horas y horas al trabajo duro, haciendo su propia noria, y ahorrando para hacer sus bordos, además de diseñar sus propios sistemas de riego.

Para don Óscar un taco de quelites es una delicia.

A sus 64 años, aún trabaja de sol a sol, en el rancho siempre hay algo que hacer dice, y cuando no hay, se dedica a sacar las piedras de su barbecho para que nada les estorbe a las milpas que crecen.

Don Óscar, siembra maíz para el consumo de su familia, pero, considera que el maíz es un grano muy devaluado, pues su precio es siempre bajo, comparado con la gran labor que implica producirlo.

Finalmente, dice que siempre su motivo para salir adelante son sus cinco hijos y para ellos quiere lo mejor y dejarles el amor por la tierra que él ha tenido toda su vida.




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