Trabajan para ayudar a sus papás y sueñan con recibir un regalo  

Carla Estefanía, Andrea Victoria y Jesús Abel son ejemplo de la unidad y cariño entre hermanos. Debido a que sus padres tienen que trabajar, aprendieron a ser autosustentables y cuidarse mutuamente.   

La falta de recursos causó que Ana Lilia Ponce y Jesús Dávila, padres de los tres hermanos, tuvieran que trabajar para sacar adelante a la familia.   

El padre es albañil independiente, sin embargo, no es un trabajo seguro y el sueldo es insuficiente para cubrir las necesidades básicas del hogar.

Por ello, la necesidad hizo que Ana tuviera que trabajar y sacrificar momentos importantes en el crecimiento de sus hijas.

Estefy, como le dicen sus hermanos con cariño, es una niña de siete años que le gusta jugar a las comiditas después de ir a la primaria, a tan corta edad, está segura de que quiere ser una gran chef cuando sea adulta.

Explicó que, aunque ahora no cuenta con las herramientas para poder cocinar, pronto podrá preparar los pasteles más ricos de su colonia, ya que le pedirá al Niño Dios una cocina de juguete en esta Navidad.
Andrea Victoria tiene nueve años y todos los días pasa largas horas leyendo los libros de cuentos que le prestan en la escuela a sus hermanos; dijo que se portó muy bien este año y desea una muñeca.
Jesús Abel es el hermano mayor y un niño al que le gusta estudiar.

 Con 11 años, el chico está a punto de comenzar una nueva etapa académica y dijo no querer juguetes, sino una mochila para la escuela, ya que la que tiene está rota de tanto uso.
Las complicaciones  económicas de la familia Belmontes Ponce hace imposible que el Niño Dios les traiga los juguetes que tanto desean lo más chicos del hogar, ya que apenas cuentan con los recursos para llevar alimentos a la casa.     

Imagen Zacatecas – Noé Marín