Sus pequeños corazones esperan la llegada del Niño Dios

 En un rincón olvidado de la colonia Miguel Hidalgo, en una casita de 4 por 4 vive la familia Lugo González. Hace un año dos meses llegaron a El Mineral provenientes de Corrales. 

La familia está compuesta por doña Violeta y don José Manuel, así como por sus hijos Martín, de  12 años; Jonathan de 5 y la pequeña Jenifer de apenas 11 meses. 

La señora Violeta manifestó que cambiaron su lugar de residencia en Corrales, porque iba a nacer su pequeña hija, pero ya no se regresaron, porque en dicha localidad cercana a la sierra “no hay nada, no hay modo de hacerse futuro, está muy olvidada”, dijo. 

La casita está compuesta por una habitación dividada a la mitad, en la primera mitad hay solo una estufa y una cama. 

En la segunda parte está la otra cama y afuera hay un pequeño patio donde juegan los niños.
A pesar de las carencias económicas, el lugar luce limpio e impecable, al igual que la familia. 

En esta cabecera municipal la familia se abre paso, pues el papá trabaja en una abarrotera donde gana 900 pesos a la semana. 

La madre de familia agradece que su esposo tenga trabajo, pero reconoce que es muy difícil subsistir con ese dinero, pues cuando les toca pagar los 800 pesos de renta, se quedan sin nada. 
Aún y con esas carencias está feliz de estar en El Mineral y no en Corrales, al igual que sus hijos Martín y Jonathan. 

Martín es el mayor y cuida co mucha devoción a sus dos hermanos menores. 
En las tardes, al llegar de la secundaria le ayuda a su mamá a lavar los trastes y a barrer. 
Con mucho cuidado carga a su hermanita y la entretiene, para que su mami pueda avanzar con sus labores del hogar. 

En ocasiones se va a trabajar con los vecinos para generar recursos y ayudarle a sus padres. 
Sus vecinos, lo estiman mucho y dicen es un niño muy responsable, bien portada y que no dice ninguna grosería. 

“Es de los niños que ya no hay”, refieren. 

Con todo su corazón Martín desea un balón de futbol, pero también necesita una bicicleta para ir a la escuela, pues cuando su padre lo lleva en su bici hace 20 minutos, pero si se va caminando hace cerca de una hora. 

De zapatos, solo tiene un par de tenis que le regaló su mamá el año pasado por Navidad y la mochila con la que va a la escuela está rota, a pesar de los remendos que le ha hecho su madre. 

El pequeño Jonathan tiene una mirada pícara y se advierte lo juguetón en cuanto se conoce, pero al igual que su hermano es obediente y solo desea un carrito a control remoto. 

Mientras que para la pequeña Jenifer, que cumplirá un añito el 30 de diciembre, apuntó Martín, su mamá dice que quizá necesite un juguetito, una muñequita o unos tenis del 11. 

Por falta de dinero para transportarse, la familia se quedará en casa para Navidad, pues no tienen para ir a Corrales a reunirse con su familia, tampoco están en sus planes hacer tamales o una cena familiar y mucho menos dar regalos por la Navidad a sus hijos.

¿cómo ayudar?
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Imagen Zacatecas – Gema Gallegos