La pobreza los obliga a salir a las calles

Juana Ericka tiene que vender mazapanes para poder sostener a sus hijos. | Fotos: Norma de Luna.
Juana Ericka tiene que vender mazapanes para poder sostener a sus hijos. | Fotos: Norma de Luna.

Se estima que 15.9 de cada 100 se encontrarán en pobreza extrema.

ZACATECAS.- Según las mediciones estatales, para el 2021 aumentaría 10% el índice de personas en situación de pobreza por la pandemia del Covid-19; sin embargo, los estragos ya son visibles en las calles de Zacatecas, donde habita la pobreza.

Datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) dicen que el país contraerá el mayor aumento de pobreza para finales del 2020.

Se estima que 47.8 de cada 100 mexicanos entrará en situación de pobreza y 15.9 de cada 100 se encontrarán en pobreza extrema.

Venden mazapanes o lo que pueden para poder sobrevivir.

Según los últimos registros previos a la pandemia, Zacatecas se comenzaba a colocar por debajo de la media nacional en índices de rezago.

Esta medición arrojó que anteriormente había alrededor de 46 mil 800 personas en situación de pobreza extrema antes del Covid-19.

La pandemia agudizó la pobreza

Es el caso de Juana Erika Hernández, quien desde hace cuatro meses sale a las calles con sus dos pequeños a vender dulces; porque, “si no se mueren de Covid, se mueren de hambre”, relató.

Juana Erika trabajaba haciendo la limpieza en el Hospital General; sin embargo, dio a luz al menor de sus hijos y no le fue posible retomar su trabajo.

El número de personas se ha incrementado en las últimas semanas.

Compartió que no tiene a nadie quien le ayude con el sustento de su familia y en medio de la pandemia y, una vez que mejoró la salud de su hijo, decidió salir a vender mazapanes.

Viven una vida sin lujos y, aseguró, que es su única fuente de ingresos, al no tener una red de apoyo y con despidos o no contrataciones en los negocios locales, no ha podido emplearse de otra forma.

“Yo me he sentido bien y nos cuidamos, pienso que no nos hemos enfermado de eso”, dijo.

Expresó que sí tiene temor por poderse contagiar, pero su mayor miedo es no tener qué darles de comer a sus hijos.

“Trato de salirnos temprano y acabar de trabajar como a las 5, aunque cuando no vendemos nos quedamos rato y aquí mismo busco qué darles de comer en la calle”, señaló.

Aunque no viven con lujos y su hogar tampoco tiene las condiciones optimas para una vida diga y el desarrollo pleno de los niños, al menos les da para sobrevivir, refirió.

A pesar de miedo a contagiarse, tienen que salir a buscar el sustento.

Esta es una realidad que enfrentan ella, su familia y cientos más; si no son la pareja que cantan, son los niños que piden monedas, la mujer que canta al lado de su hijo en Plaza Bicentenario, o los adultos mayores que están a expensas de la buena voluntad.




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