
Jesús Gustavo Pineda, sacerdote. | Foto: Cortesía.
El evangelio hace que nos interroguemos, que veamos nuestras fallas aquello que han manchado nuestra vida y corazón.
ZACATECAS.- Durante la homilía dominical, el sacerdote Jesús Gustavo Pineda Gutiérrez, quien dirigió la celebración religiosa en ausencia del obispo Sigifredo Noriega Barceló, invitó a escuchar el evangelio.
Señaló que el evangelio y la palabra de Dios hace que nos interroguemos, que veamos nuestras fallas, los errores, aquello que han manchado nuestra vida y corazón.
“Es una interlocución personal, sin duda alguna mucha veces eclesial y también social. No es para que volteemos a ver las manchas, los defectos o los pecados de los otros, sino analizar nuestra propia realidad y ponerla delante de Dios”.
Explicó que muchas veces se habla de normas, mandamientos o preceptos, los que rechazamos porque en nuestros días estamos acostumbrados a una absoluta libertad que en muchas ocasiones se convierten en libertinaje. Hacer lo que yo quiero, bueno o malo.
“Cuando muchas veces estas normas, estos preceptos o mandamientos, son precisamente en bien común de una sana convivencia con los otros”.
Hay normas, dijo, que han sido consensuadas y son preceptos humanos. Puso como ejemplo los lineamientos de tránsito, otras de ellas, dijo, son las de urbanidad, de higiene.
El evangelio no se contradice a estas, comentó, ni contradice la realidad. Es un complemento de las normas en bien de la persona y la sociedad y aquellas que nos hacen crecer y madurar.
“Pero el evangelio quiere que todavía vayamos más adentro, más profundo. Y veamos que hay una normas que están inscritas en nuestro corazón que nosotros llamamos aquellas que son por ley natural. Que brotan de la misma dignidad del ser humano. Por ejemplo, el amor, la vida, la misma libertad, el libre pensamiento, la conciencia, la libertad de religión, hablamos de la libertad de expresión, estas brotan de la misma persona”.
En este sentido, pidió al señor dar un espíritu de discernimiento para obrar siempre el bien y alcanzar la felicidad en los preceptos del señor.
Finalmente señaló que en el evangelio se contempla el robo la injusticia y la mentira, como situaciones negativas, a las que agregó en nuestros tiempos las violaciones y el crimen organizado, que lastima el corazón del hombre y que provoca dolor, sufrimiento.