
Sigifredo Noriega Barceló, obispo de la Diócesis de Zacatecas.
El obispo trató temas de inseguridad y de la pandemia por Covid-19.
ZACATECAS.- El 2021 fue un año peculiar para los zacatecanos, sobre todo desconcertante, difícil, crítico y complicado por el tema de la pandemia de Covid-19, que trajo como consecuencia la pérdida de vidas humanas, dijo el obispo de Zacatecas, Sigifredo Noriega Barcelo, en su mensaje de fin de año a los creyentes.
Mencionó que, aunque hubo un mayor acceso a la salud, no hubo contacto cercano con familiares, amigos, compañeros de trabajo, y hubo vacíos difíciles de llenar, consecuencia de la inseguridad ocasionada por la violencia, y que ha impactado en muchos hogares zacatecanos, con temas como el desplazamiento de personas de sus lugares de origen.
Y en este fin de año, no solo hubo ausencias humanas sino de todo tipo, como el desempleo, que origino un crecimiento en los niveles de pobreza, y que causa un retroceso social marcado por la falta de oportunidades.
Este año que termina también fue marcado por la aprobación de políticas erradas y que perjudican a la sociedad.
Sin embargo, fue un año lleno de aprendizajes sociales, políticos, religiosos y familiares, en los que la muerte no marco el ritmo del tiempo en el que debe prevalecer la unión familiar sana, respeto, fraternidad y urgente solidaridad.
Y cada mensaje, aunque venga de situaciones adversas activa la esperanza, para iniciar un nuevo año dando gracias a las personas e instituciones que nos acompañaron dando gracias por el don de la vida, amenazada en estos días.
Subrayó que se debe pedir perdón por no poder aceptar que todo lo puede el ser humano, por conveniencia y con insensibilidad hacia el prójimo y ver por el bien del futuro.
Y que estos festejos sean prudentes, responsables y solidarios.