Dispara crisis por Covid violencia familiar y trabajo no remunerado en las zacatecanas

Norma edica entre tres y cuatro horas diarias a la educación de su hija. | Foto: Cortesía.
Norma edica entre tres y cuatro horas diarias a la educación de su hija. | Foto: Cortesía.

Hay crisis por la pandemia de Covid-19.

ZACATECAS.- Norma, madre de dos  hijas, sueña con el día en que termine la emergencia por el Covid-19. La pandemia le ha arrebatado toda clase de tiempo libre y la ha sometido a días de interminable trabajo entre su empleo formal,  la educación de sus hijas y el quehacer de la casa.

Antes de la crisis, durante la semana, invertía alrededor de media hora en apoyar a  su hija pequeña con los encargos de la escuela; mientras que ahora debe dedicar entre tres y cuatro  horas a esa labor, ya que de lo contrario la pequeña no entiende los contenidos ni cumple con las tareas.

Inevitablemente, esto ha desplazado sus horarios y para poder atender los pendientes del hogar, diariamente, tiene que desvelarse para alcanzar a cocinar y realizar labores mínimas de limpieza.

Antes, el domingo era su día libre.  Ahora lo dedica, es su totalidad  a lavar, realizar limpieza general y a ayudar a la niña con las tareas que quedaron pendientes de la semana. Ya no tiene descanso, mucho menos tiempo para ella.

Aunado al aumento de sus cargas laborales, también le ha venido una fuerte presión económica. Para evitar que sus padres, adultos mayores y con enfermedades crónicas, recaigan y requieran de cuidados adicionales, han tenido que pagar consultas en hospitales y clínicas privadas, ya que la salud pública se encuentra saturada.

Las condiciones de Norma, si bien han empeorado con la pandemia, tampoco eran ideales antes esta. Del hogar, de la educación de sus hijas y de casi todas las problemáticas familiares se encargaba ella. Confiesa que su esposo tiene dos trabajas y solo llega a dormir.

Una crisis con rostro de mujer

La crisis por pandemia ha trastocado la vida de todos los seres humanos en el planeta, aunque para las mujeres ha significado una profundización de la desigualdad. Sus saldos de mayor impacto en este sector poblacional en Zacatecas son: un aumento del 43% en la violencia familiar y cargas laborales que equivalen a entre dos y tres jornadas de trabajo, como es el caso de Norma.

Sin embargo, la situación de las mujeres en la entidad, antes de la pandemia, tampoco era sencilla.

Según el Atlas de Género del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), Zacatecas es uno de los estados del país con más violencia familiar desde hace, por lo menos, una década, así como un territorio con altos índices de trabajo no remunerado en el hogar y poca participación económica de las mujeres.

Adriana Rivero Garza, secretaria de la Mujer en Zacatecas, da cuenta de que la convivencia a la que ha forzado el aislamiento por la contingencia sanitaria ha disparado la violencia al interior del hogar y ha propiciado alrededor de 70 mil atenciones a mujeres víctimas en lo que va de la pandemia; es decir, un promedio de 600 cada semana.

Al respecto, Fátima Encina Arroyo, titular de la Fiscalía Especializada en Delitos Contra la Mujer por Razones de Género, comenta que, desafortunadamente, los hombres, culturalmente, han sido educados para estar la mayor parte del tiempo fuera del hogar.  Así como para no encargarse de los quehaceres domésticos ni del cuidado de los hijos, lo que provoca una “olla exprés” al interior de las familias cuando hay mucho tiempo de convivencia.

En este sentido, Rivera Garza anota que la pandemia ha evidenciado la necesidad de un Sistema Nacional de Cuidados en el que las instituciones y las empresas tomen en cuenta los horarios laborales y las circunstancias de trabajo, muchas veces informales, a la que la mujer está expuesta y que hacen necesaria la creación de condiciones que las ayuden a aminorar sus muchas responsabilidades.

Asimismo, reconoce que es necesario incidir y cambiar la forma en cómo se está educando y cómo se socializan los roles de género al interior de las familias, ya que es a partir del seno del hogar como se pueden cambiar o se sigue perpetuándolos.

Violencia recurrente

En cuanto a la situación de la violencia en el estado, la fiscal Encina Arroyo reconoce un aumento en las denuncias por delitos contra la mujer, aunque advierte que en buena parte se debe a la instalación de una cultura de la denuncia entre las mujeres del estado.

Pese a ello, admite que la cifra negra en los delitos contra la mujer es de alrededor del 90%, lo que apremia al diseño de políticas públicas que motiven la denuncia, pero que sobre todo, construyan las condiciones para que las mujeres víctimas de violencia logren su independencia económica y refuercen la seguridad en sí mismas.

En este contexto, según el índice de incidencia delictiva del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en los últimos seis años se han presentado ante las agencias del ministerio público, las siguientes denuncias por delitos contra las mujeres.

 

Feminicidios Tentativa de feminicidio Violaciones Tentativa de violación Hostigamiento sexual Abuso sexual Acoso sexual Violencia familiar
2015 0 1 178 26 8 735
2016 11 1 222 11 11 26 1,075
2017 11 1 192 25 9 142 1,610
2018 20 5 238 28 15 181 2,151
2019 11 5 291 15 21 217 97 2,796
2020 10 20 245 17 19 204 93 3,315

Sobre la violencia familiar, la funcionaria resalta que más de 30% de las víctimas retira los cargos el mismo día o al día siguiente de la denuncia.

Rezago laboral

Por otro lado, en materia laboral Zacatecas es el cuarto estado del país con menos participación de la mujer en la economía, solo por encima de Chiapas, Veracruz y Querétaro con un 40.71% de participación de la mujer, contra un 77.30% de participación de los hombres.

La participación económica de las mujeres en el estado se da principalmente en sectores como los servicios educativos y de salud, el comercio al por menor, los servicios financieros, los servicios profesionales, la manufactura y el turismo.

El ingreso promedio por hora para las mujeres en el estado es de 36.93 pesos, en tanto que el de los hombres es de 37.34 pesos.

Por otra parte, las mujeres zacatecanas ocupan el segundo lugar nacional en trabajo no remunerado en el hogar, solo por debajo de Aguascalientes, con un total 58. 40 horas a la semana contra 23.03 de los zacatecanos.

Las mujeres de las entidad también ocupan el tercer lugar entre las que más tiempo le dedican al cuidado de menores, con 57.08 horas a la semana, solo atrás de Nuevo León y Sonora.

La misma situación se replica en el cuidado de personas enfermas, pues las zacatecanas con las cuartas a nivel nacional que más invierten en esa labor con un total de 39 horas a la semana. Por encima de Zacatecas están Coahuila y Chihuahua.

Condiciones para el optimismo

Aunque la vida de las mujeres en la entidad difícil, también existen áreas en las que las condiciones del sector son alentadoras, aunque no dejan de representar brechas de género, en un contexto en el que lo que se busca es la igualdad.

Tal es el caso  del acceso a la educación. En el estado las mujeres acceden a 8.77 años de escolaridad formal y los hombres a 8.47.

Asimismo, un 52.20% de la mujeres estudian el nivel de educación medio superior, así como 47.80 de los hombres.

En la educación superior también participan 51.60% de las mujeres y el 48.40% de los hombres.

De igual forma, se reporta que existe un 52.78% de juezas y magistradas, así como un 47.22 de jueces y magistrados.

Norma nació en los ochenta. Sus condiciones socioeconómicas le impidieron concluir la educación básica. Hoy, tiene tres hijas. La mayor se casó y ya tiene descendencia; las otras dos siguen estudiando. Norma espera un mejor futuro para ellas, desea que accedan a todos los niveles de educación y que obtengan empleos que les aseguren una buena calidad de vida.

Norma considera que sus hijas tendrán más oportunidades de las que ella tuvo. Sin embargo, está consciente que, a pesar de los avances que se tienen en materia de igualdad entre géneros, aún hay muchas brechas que se tienen que salvar. Sabe que será difícil, pero no escatima en esfuerzos para ayudarlas a tener las herramientas suficientes para luchar.