
Fotos: cortesía
Se dedica principalmente en los alumnos con barreras para el aprendizaje, participación o alguna discapacidad.
ZACATECAS.- La educación especial busca terminar con las barreras que la sociedad pone entre los alumnos con capacidades diferentes, es una labor poco reconocida, pero que Paola González Juárez, lleva con orgullo al semidesierto de Zacatecas.
El 15 de mayo se reconoce a los maestros que dedican su vida a enseñar, pero pocas veces se habla de los docentes que dan un cambio radical en sus vidas con el objetivo de ayudar, educar y aprender.
Salir de casa, dejar las comodidades y adaptarte a una comunidad lejana, es el primero de muchos pasos que da un maestro con verdadera vocación, que debe recorrer kilómetros, vivir sin los servicios básicos, los llamados maestros foráneos. Paola es una de miles maestras que todos los fines de semana empacan su amor por enseñar a los menores, quien relató que ser docente en estos tiempos es una tarea de mucho amor, vocación y dedicación.
En el semidesierto zacatecano atiende a seis comunidades entre los municipios de Mazapil y Concepción del Oro, sus grupos son de diferentes niveles, entre preescolar hasta preparatoria y se dedica principalmente en los alumnos con barreras para el aprendizaje, participación o alguna discapacidad.
La diferencia entre ser maestro en la ciudad y serlo en una comunidad, pudiera no ser mucha, hasta que te toca estar en ese lugar lejano, te enfrentas a la nula comunicación, las extensas distancias por recorrer a pie, las altas temperaturas, por mencionar algunas.
“Trato de involucrar a todos los alumnos presenten o no una necesidad educativa especial y así llegar a la inclusión”, detalló la maestra, situación que aun se torna complicada en nuestra sociedad.
González Juárez, compartió que esta profesión la hace sentir llena y plena, disfruta el contacto los alumnos y con los padres, pero más aún, el poder aprender juntos, señaló que siempre dejan una huella en los docentes