
Foto: Vatican News.
Hoy se cumplen 44 años desde el atentado contra el Papa San Juan Pablo II.
El 13 de mayo no solo se celebra a la Virgen de Fátima, sino que también se cumplen 44 años desde el atentado contra el Papa San Juan Pablo II.
Un día como hoy pero de 1981, el Santo Padre recorría la Plaza de San Pedro en el papamóvil para saludar a los fieles que se reunieron para la audiencia general.
Sin embargo ese 13 de mayo en que también se veneraba a la Virgen de Fátima, la plaza se llenó de caos, gritos y angustia cuando el Papa San Juan Pablo II, fue gravemente herido de bala por los disparos del turco Mehmet Ali Ağca.
El Santo Padre fue llevado al Hospital Gemelli, donde permaneció varios meses ya que las heridas eran graves.
Una bala le atravesó el abdomen, dañando el intestino delgado y el colon; otra impactó en su mano derecha y una tercera en el brazo izquierdo.
Perdió casi tres cuartos de su sangre. La operación de emergencia duró cinco horas y media. La recuperación, semanas. El pronóstico, reservado.
“La inmensa multitud quedó atónita y sumida en la más profunda consternación. La única reacción común fue la plegaria. Los altavoces explicaron lo acaecido y la inmensa asamblea comenzó a rezar. La voz del Vicario de Cristo no llegó a oírse”, explicó el Vaticano.
Cabe recordar que San Juan Pablo II era el primer Papa no italiano en 455 años en la historia de la Iglesia y había desafiado al régimen comunista de su país natal, Polonia. Por lo que no era un simple líder religioso: era un actor central en la escena geopolítica del momento.
El 17 de mayo, desde la cama del hospital, el Papa envió un mensaje grabado: “Rezo por el hermano que me disparó y a quien he perdonado sinceramente”.
En 1983, Juan Pablo II visitó a Ağca en la cárcel de Rebibbia. Hablaron en privado durante 21 minutos. El Papa le tomó la mano. Lo escuchó. Lo perdonó. Años después, la madre de Ağca agradeció públicamente el gesto: “Ha sido un padre para mi hijo”.
Además, luego del atentado, el Papa se acercó más a la devoción por la Virgen de Fátima, convencido de que Santa María lo protegió.
La fecha del atentado no era para él un detalle más: el 13 de mayo coincidía con la primera aparición de la Virgen de Fátima en 1917.
El Papa San Juan Pablo II desde el hospital, pidió que le enviaran los documentos del caso Fátima. Tiempo después, aseguraría que “una mano disparó, y otra mano guió la bala”, en alusión a la Virgen.
El proyectil extraído de su cuerpo fue colocado en la corona de la estatua de la Virgen de Fátima en el santuario portugués. Y en el año 2000, el Papa reveló el llamado “tercer secreto de Fátima”, guardado por décadas por el Vaticano.
“El Santo Padre, postrado de rodillas a los pies de la Cruz, fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas”.
Según su interpretación, ese mensaje profético anunciaba un atentado contra un “obispo vestido de blanco que cae al suelo bajo una lluvia de balas”.
“Juan Pablo II sintió que había sido salvado milagrosamente de la muerte por la intervención de ‘una mano materna’, como él mismo dijo, y todo su pontificado estuvo marcado por lo que la Virgen había anunciado en Fátima: ‘Al final mi Corazón Inmaculado vencerá’, dijo el Papa Benedicto XVI, el 14 de mayo de 2006 al recordar el suceso.