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Azúcar

Hace una semana que la Organización Mundial de la Salud publicó sus recomendaciones actualizadas sobre la ingesta diaria de azúcares para adultos y niños, y sugieren que la ingesta de azúcares libres no sea más del 10% del total de energía contenida en los alimentos que comemos a diario, dejando entrever el deseo de que … Leer más

Redacción Zacatecas
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19 de marzo 2015

Hace una semana que la Organización Mundial de la Salud publicó sus recomendaciones actualizadas sobre la ingesta diaria de azúcares para adultos y niños, y sugieren que la ingesta de azúcares libres no sea más del 10% del total de energía contenida en los alimentos que comemos a diario, dejando entrever el deseo de que en el futuro cercano se reduzca a menos del 5% (equivalentes a unas 6 cucharaditas de azúcar) por día para conseguir mayores beneficios para la salud. Es un paso importante, sin embargo todavía se necesita tomar acciones colectivas para contrarrestar las fuerzas comerciales que empujan en sentido contrario y amenazan con colapsar los sistemas de salud del mundo.

La evidencia es muy clara. A mayor ingesta de azúcares, más obesidad, más desnutrición y más incidencia de diabetes, enfermedades cardiovasculares y cáncer. Además, comer muchos azúcares contribuye a mala higiene dental entre los niños, que afecta negativamente su salud y su desempeño escolar.

Ahora, nos enfrentamos a poblaciones con hábitos preocupantes, como la de nuestro país que consume bebidas azucaradas todos los días, donde el origen de la mayor parte de la energía en la dieta de niños y jóvenes procede de los refrescos. Esta no es una conducta exclusiva de los países con población obesa del hemisferio norte; Coca Cola está atacando mercados alimenticios primitivos y no regulados en el África subsahariana y el resto del mundo en desarrollo.

Sin embargo, no se puede culpar a nuestros niños y adultos jóvenes por estas tendencias alimenticias en un país en el que la soda está ampliamente visible en los supermercados, los tendajones de la esquina en forma de tienda de conveniencia, las escuelas y la publicidad callejera. Los diseñadores del marketing nos han hecho pensar y creer a través de campañas que no hay nada más barato,
conveniente y cool que empinar una lata de refresco. Coca Cola proyecta doblar sus ingresos antes de 2020, con una estrategia agresiva dirigida a los jóvenes latinos y de los países de raza negra que pretende no sólo engancharlos en el consumo de sus productos, sino adoctrinarlos para que derrochen en ellos hasta niveles potencialmente riesgosos para su salud.

Si consideramos la cada vez mayor evidencia médica que compara las propiedades adictivas del consumo de azúcares con las producidas por la drogas como la cocaína, se enfatiza el tamaño del reto para la salud individual y colectiva, equiparable al observado a propósito del tabaco.

El efecto de nuestra desidia sólo puede resultar en un montón de adultos sufriendo enfermedades crónicas y la muerte prematura de cada vez más jóvenes, mientras las compañías refresqueras despliegan campañas mercadológicas moralmente discutibles.

La diferencia sólo parece posible con acciones colectivas al lado de organismos internacionales como la OMS o las que desarrollan iniciativas como Dunk the Junk, que en las calles del mundo abogan por cambios sociales que favorezcan la salud de los jóvenes y niños. Debemos aprender de fallas de comunicación sobre la salud como la que se dio por años acerca del tabaco y que llevó a miles a muertes dolorosas.

Médico

Imagen Zacatecas – Antonio Sánchez González

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