Playoffs, penales y promesas

Esta semana los Mineros juegan contra Fuerza Regia en los playoffs. Un duelo de alto voltaje: sudor, estrategia, presión y, sobre todo, promesas de victoria. Exactamente como en la política zacatecana, pero con la diferencia de que en el deporte al menos sí hay marcador claro.
Mientras los jugadores sudan la camiseta, en la política local seguimos esperando el primer pase acertado. Ahí está, por ejemplo, el PlataBus, ese proyecto de movilidad futurista que, como los unicornios, todos han oído hablar pero nadie ha visto. Dicen que lo entregan antes de que acabe el sexenio, pero uno ya no sabe si creerles o pedir que lo lleve Uber.
Y ya que hablamos de tiempos… se cumplió un año del “segundo piso de la transformación”. En teoría, estaríamos circulando a toda velocidad por la autopista del desarrollo. En la práctica, seguimos atorados en el mismo bache. Literal. Porque ni las carreteras están en buen estado, ni la famosa Presa Milpillas aparece en el radar. Debe estar en el mismo lugar que el PlataBus: en fase de render bonito en PowerPoint.
Eso sí, informes hay muchos. Declaraciones también. Palabras como “reconciliación”, “recorrimos el estado”, “compromiso con la gente”. Pero recorrer el estado no es irse a echar unos frijoles con doña Petra, sacarse la foto y subirla con filtro. Recorrer el estado es ver el abandono, oler el polvo de la carretera rota, y regresar con acciones, no con likes.
Mientras tanto, la Sub-20 de México se enfrenta a Argentina en el Mundial. Un equipo joven que juega con entrega, al que le exigen resultados desde el primer minuto. En cambio, en la política, tenemos equipos veteranos que piden tiempo extra y no te meten ni un pase decente.
Y para rematar, los Mineros recibirán a los Leones Negros. Unos quieren ascender, otros volver a donde ya estuvieron. ¿A poco no suena a los políticos locales que ya probaron el poder y ahora quieren repetir plato?
¿Entonces, qué hay de nuevo? Pues lo de siempre: jugadas vistosas, pocas metas cumplidas, y muchos informes sin goles. Pero al menos en el deporte, cuando el equipo no funciona, la afición exige cambios. En la política… seguimos aplaudiendo desde la banca.