Informes, broncas y goles… en contra

Zacatecas vivió una semana de informes, pero no de resultados. Saúl Monreal llenó el escenario con su informe legislativo, aunque lo legislativo fue lo de menos. Lo importante era la pasarela, los aplausos, y las fotos que gritan “¡2027, allá voy!”. Eso sí, más que rendición de cuentas, parecía precampaña disfrazada de evento republicano. ¿Quién toma nota? Nadie, pero los tamales estaban buenos.
Y hablando de estilos distintos, José Narro también se subió al escenario de la autoevaluación. Su tono fue más mesurado, pero igual cargado de simbolismos. Él no grita “voy”, pero tampoco dice “no”. Lo suyo fue un recordatorio: “aquí sigo, por si se les olvidó”. Como partido de fútbol sin goles: no emociona, pero cuenta en la tabla.

Fenaza: de feria a cuadrilátero
En la otra esquina, la Fenaza sigue dejando más escándalos que sonrisas. Empresarios se quejan de haber sido agredidos por policías. ¿La seguridad? Bien, gracias. Lo que debía ser una fiesta popular terminó como una función de lucha libre sin guión. Sólo que aquí no hay máscaras, pero sí muchos rostros que prefieren mirar a otro lado. ¿Y los organizadores? Bien escondidos, esperando que se les olvide el asunto entre una banda y otra.

Mineros, como el gobierno: promete, pero no gana
En el terreno deportivo, los Mineros de Zacatecas parecen haber tomado clases de estrategia con algún político local: arrancan con fuerza, prometen mucho… y al final pierden. Esta vez cayeron 4-3 ante Venados, en un partido con más drama que el Congreso. Lo curioso es que en esta cancha también hay informes: “se jugó bien, pero no alcanzó”, la clásica narrativa de siempre.
Y mientras tanto, Cruz Azul es súper líder, lo cual es raro, porque no estamos acostumbrados a ver a la Máquina funcionando bien. Es como si de repente un funcionario público cumpliera todo lo que prometió: uno sospecha que algo anda mal.

¿Y ahora qué?
Con informes vacíos, ferias broncudas y equipos que se caen a pedazos, el resumen es claro: Zacatecas no se aburre, pero tampoco avanza. Eso sí, el show sigue, porque en esta tierra, como en el fútbol, lo importante no es ganar… es saber culpar al árbitro.