Se acelera el camino a la tragedia económica

Luis Enrique Mercado.
Luis Enrique Mercado.

México se encamina hacia una tragedia económica solo comparable a la que se vivió en la revolución mexicana, donde la mayor parte de la población cayó en la pobreza extrema. En materia económica no hay una sola decisión de este gobierno que sea acertada. En solo 17 meses de gobierno casi ha acabado con todas … Leer más

México se encamina hacia una tragedia económica solo comparable a la que se vivió en la revolución mexicana, donde la mayor parte de la población cayó en la pobreza extrema.

En materia económica no hay una sola decisión de este gobierno que sea acertada. En solo 17 meses de gobierno casi ha acabado con todas las fuentes de riqueza del país; destruido parte del patrimonio del Estado, colocado en situación de quiebra a la más importante empresa de México; destruido los equilibrios en las finanzas públicas, aumentado la deuda externa, ahuyentado la inversión privada con lo que desde el segundo trimestre del año pasado, la economía está en cifras negativas.

Los primeros resultados se empiezan a ver. Se perdieron ya más de 300 mil empleos formales y se calcula que para mediados de año la cifra llegará a un millón; un sector fundamental para la economía, como la construcción está colapsado; miles de mexicanos ya no tienen dinero para sostener a sus familias.

Es lógico que haya un culpable en todo esto y pronto, muy pronto, el gobierno dirá que esta tragedia económica se debe a la pandemia del Covid-19, una pandemia en la que el Presidente de la República no cree y que ha tratado de evitar o con estampitas religiosas o con mantras ordenándole que se vaya y no nos dañe.

La verdad es que la tragedia económica hacia la que avanzamos nació en junio del 2018 cuando de hecho, Andrés Manuel López Obrador empezó a tomar decisiones de jefe de estado.

En el tercer trimestre de ese año la economía creció 2.5%; en solo un trimestre de toma de decisiones desplomó el crecimiento a 1.4%; en el primer trimestre del 2019 ya solo se pudo crecer 0.1% y de ahí, hasta ahora, todas son cifras negativas.

La más reciente, la del primer trimestre de este año, con una caída del 1.6%, significa que, anualizado este ritmo, nos da una caída de 6.4% para todo 2020, cifra que ni siquiera vimos en la gran crisis mundial del 2008- 2009.

Pemex está en quiebra, con más pasivos que activos y sus bonos ya son bonos chatarra; la deuda aumentó, según cifras de Hacienda, poco más de un billón de pesos, porque se les olvidó que los intereses también son deuda y colocaron bonos por 6,000 millones de dólares a una tasa de 5% cuando a principios de año se contrató deuda a 3.1%; la inversión privada que pudo ya huyó.

El siguiente paso es que se le quite a la deuda del país el grado de inversión; que se confirme el desplome en la recaudación tributaria y que, en unos meses, ni siquiera haya dinero para financiar los programas sociales ni las obras públicas que privilegia el Primer Mandatario.

Es probable que, si este panorama es grave, más grave aún sea el hecho de que no hay una sola acción que permita vislumbrar que la economía se recuperará, que la inversión privada empezará a fluir, que se enderece el manejo de Pemex y que haya un severo ajuste en el gasto público, y no en los salarios de la burocracia, para pensar que el rumbo ha cambiado.

Hasta este momento, lo único que ha sucedido es que hemos acelerado el paso hacia la peor tragedia económica de México en los últimos 100 años.

 * Twitter @jerezano52




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